“Hoy muchos chilenos son analfabetos financieros”. Así de simple y claras fueron las palabras del superintendente de Bancos e Instituciones Financieras, Eric Parrado, cuando analizó los resultados de la última prueba PISA Educación Financiera para Chile. En esta prueba, cuyos resultados salieron a finales de mayo, los estudiantes chilenos obtuvieron un promedio de 432 puntos, cifra por debajo de la media de los países OCDE (que puntuaron 486), y por sobre nuestros vecinos de Perú y Brasil. Sin embargo, países como Rusia, Lituania, Polonia y Eslovaquia, que tienen un Producto Interno Bruto (PIB) similar al nuestro, tiene un 10% más de puntaje, promediando 473 puntos.
Según la medición de PISA, prueba que se realiza cada tres años a nivel mundial y que evalúa la alfabetización financiera de estudiantes de quince años a nivel internacional, los chilenos no estamos bien en lo que se refiere a conocimientos sobre términos y conceptos, resolución de problemas y cálculos financieros, y tampoco en lo que son las actitudes y comportamientos de los estudiantes frente al gasto y al ahorro, las fuentes de obtención de dinero y el uso y posesión de productos como tarjeta de débito y/o cuentas bancarias.
Que nuestra calificación PISA esté por sobre nuestros vecinos, ¿es algo para celebrar? Probablemente no, sobre todo, porque hoy el 98% de los chilenos mayores de 15 años tiene al menos un producto financiero. Es decir, los chilenos accedemos a productos, pero es un acceso a facilidades financieras que la gran mayoría no sabe cómo comparar, elegir, ocupar y consumir.
Evaluando los resultados, en una escala de 1 a 5, nos damos cuenta que seis de cada diez estudiantes chilenos están en el nivel 2 o bajo él, es decir la gran mayoría están bajo el 40% de conocimientos financieros necesarios. Igual de sorprendente es que saber que los alumnos que están sobre el 60% de conocimientos en esta materia, son apenas un poco más del 13% de los estudiantes (sólo 3% está en el grupo 5), jóvenes que coincidentemente son parte de los sectores más ricos del país. Mientras el primer quintil (estudiantes más vulnerables) alcanza los 377 puntos, el quinto quintil logra 488.
El país ha avanzado mucho en los últimos 10 años en lo que es bancarización y la inclusión financiera se ha definido como un pilar estratégico. Ahora es tiempo de sacarle verdadero partido, y que todos, sin distinción de su nivel socioeconómico, puedan hacerlo.
De esta intencionalidad estatal de mayor inclusión financiera es que nacieron las cuentas Rut de Banco Estado y se promovió el pago de beneficios sociales a través de una cuenta bancaria. Lo que coincidió con un acceso más amplio a los créditos de los supermercados, multitiendas y otros retailers, que a través de sus tarjetas permiten comprar a crédito, hacer avances en efectivo o comprar seguros.
En promedio el chileno tiene 5,5 productos financieros, pero no sabe utilizarlos, ordenar sus cuentas y sacar el mejor provecho de cada uno de ellos. Ya logramos una parte, la bancarización, ahora el desafío es que la gente pueda hacer el mejor uso de ellos, y que efectivamente se trate de herramientas que promuevan el desarrollo.
Hay temas importantes que van de la mano de la educación, como incluir estos temas en los curriculum educacionales y mejorar las habilidades en matemáticas. Pero, también hay algunas herramientas digitales que permiten controlar las cuentas, comparar servicios financieros y establecer presupuestos acotados por ítem o generales.
Fintonic, por ejemplo, es una aplicación que nos ayuda a controlar nuestras cuentas, y el dinero que entra y sale de ellas. Es una app que nos permite conocer y reconocer en gastamos, algo que es vital a la hora de ahorrar o cuando se quiere gastar de forma más inteligente. Entrega recordatorios, unifica cuentas y distintas tarjetas de crédito, permite hacer categorías de gastos y ordenarse. En España, Fintonic ya incorporó a la app un índice de salud financiera, que explica cómo nos ven los bancos al momento de evaluarnos y que cosas puede hacer la persona para mejorar en esta evaluación. En Chile todavía falta para esto, pero si hay una serie de consejos que ayudan a administrar mejor el dinero.
Como dijo el presidente del Banco Central, Mario Marcel, la educación financiera “es un soporte fundamental de la estabilidad económica, especialmente a medida que nuevos productos y servicios financieros comienzan a estar disponibles a nivel masivo”. Ahora, es tiempo de ponernos las pilas como país, y que los chilenos puedan tomar las mejores decisiones para el futuro de estos jóvenes y sus familias y eso pasa por mejorar el conocimiento que se tiene de las propias cuentas y de los productos financieros disponibles.
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