Juráis o prometéis guardar la Constitución Política, desempeñar fiel y legalmente el cargo que os ha confiado la Nación, consultar en el ejercicio de vuestras funciones sus verdaderos intereses y guardar sigilo acerca de lo que se trate en sesiones secretas”.
Escuchando estas palabras y prestando juramento o promesa, inicia su labor cada parlamentario electo al momento de incorporarse a la Cámara de Diputados, respondiendo “Sí, Juro”, o “Sí, Prometo”.
El peso de las palabras al momento de “jurar” o “prometer”, no solo ponen en juego el valor y el honor de cada representante parlamentario, sino además también suma la representatividad que debe ejercer aquel parlamentario respecto del compromiso contraído para con su electorado. Quien no respeta ese hecho, simplemente no tiene valor, ni honor, mucho menos preeminencia suficiente para imponer el interés general por sobre intereses particulares.
El perfil que obtuvo la Cámara Baja para este nuevo periodo parlamentario y de gobierno, fue ampliamente conocido por todos el 11 de marzo del 2014. El Oficialismo contaría con 67 Diputados, en tanto la Alianza quedaría solo con 49, resultando de estas cifras la clara mayoría del oficialismo para este nuevo periodo, pero junto a ello, también sumaba la gran responsabilidad de desempeñar lo cargos comprometidos con los verdaderos intereses de la ciudadanía representada.
Nadie quedó indiferente al momento de transparentar y conocer las horribles cifras del Sename, donde reconocía en su informe el escalofriante número de 1.313 muertes bajo su tutela en un periodo de 11 años. En su mayoría eran menores de edad, vulnerables, sin derecho a alzar la voz, mucho menos a exigir un trato menos vejatorio. Fallecieron por distintas razones pero siempre con un denominador común, mientras se mantenían bajo la protección del Servicio Nacional de Menores, organismo encargado de velar por el cuidado y protección de los niños, niñas, adolescentes y jóvenes más vulnerables de nuestra sociedad.
Este 4 de Julio de 2017 ha marcado nuestra historia… No por hechos sangrientos, no por escándalos millonarios de gastos del gobierno para con el Museo de la Memoria, No por obras inconclusas para los damnificados. Nuestra historia ha quedado marcada gracias a nuestros parlamentarios; 36 votos a favor, 47 votos en contra (L. Rocafull) y 13 abstenciones (V. Mirosevic). “La Nueva Mayoría votó en contra de esos 1.313 niños fallecidos, los Liberales se abstuvieron de otorgar una mano protectora a los niños más vulnerables de Chile. Esta vez pudo más el Lobby del Gobierno, pesó más las presiones desde La Moneda para conseguir un resultado protector; y lamentablemente para nuestros parlamentarios fue más importante salvar a colegas incompetentes, que ser capaces de corregir el problema de vulnerabilidad, maltrato y muerte en un organismo del Estado. El “Sí, Juro” o “Sí, prometo” esta vez simplemente fueron palabras sin valor, sin honor y sin compromiso.

José Durana Semir
Presidente regional de la UDI