El Día Mundial por la Reducción de las Emisiones de CO2, o también llamado Día Mundial de la Acción frente al Calentamiento Terrestre, es una fecha que nos permite detenernos y reflexionar sobre su impacto en el planeta y en toda la comunidad.
El año 2017 fue el segundo más caluroso desde 1880 (2016 fue el primero) y los tres últimos años han tenido las temperaturas más altas de los 137 años que se llevan de registros. Este aumento se relaciona con las emisiones de CO2, las cuales también han crecido periódicamente. De hecho, desde el año 1958 pasaron de concentraciones menores a 340 ppm (partes por millón) en nuestra atmosfera a superar las 407 ppm al año pasado.
Si consideramos este par de antecedentes, de los muchos que sustentan la existencia de un cambio climático global, es claro el aporte significativo de emisiones de CO2 ligadas a acciones antropogénicas como la actividad industrial, el transporte, la agroindustria etc., que si bien son necesarias para alcanzar nuestro actual desarrollo como civilización, tienen un costo ambiental que puede ser insospechado.
¿Qué podemos hacer como empresas para contribuir a mejorar este problema?
El año 2007 en Natura iniciamos el Programa Carbono Neutro, para promover una reducción continua y significativa de nuestras emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI) -que incluye principalmente el dióxido de carbono- desde la extracción de la materia prima hasta el destino de los envases después del consumo. Por otro lado, en la Amazonía, uno de los pocos pulmones verdes que existen en el mundo, mantenemos el compromiso de desarrollo de Comunidades, considerando la protección de la biodiversidad en su conjunto.
Es necesario que más organizaciones busquen acciones concretas y activas. A inicios de este año suscribimos un llamado con otras 54 empresas a nivel mundial, para que los 20 países más industrializados del mundo, que representan el 74% de las emisiones globales, adopten medidas que incluyan una eliminación progresiva de las subvenciones para los combustibles fósiles al 2025, un precio adecuado para el carbono y claridad sobre los riesgos financieros relacionados con el clima.
Los desafíos que vienen para las empresas privadas son múltiples y en algunos casos muy complejos de imaginar, considerando que los efectos del cambio climático serán cada vez más presentes.
Por eso, tenemos la obligación de colaborar con los grandes problemas de la sociedad y buscar en conjunto la solución más adecuada, aportando desde distintas áreas para lograr la disminución de emisiones a través de innovaciones en los procesos productivos.
Es imperativo avanzar en mejores formas de hacer, que impliquen no hipotecar los recursos de las generaciones futuras y mantener -en lo posible- las condiciones ambientales de nuestro planeta.
Todos somos agentes de cambio, pero no basta sólo con buenas intenciones. Necesitamos de organizaciones más comprometidas y acciones empresariales o personales más valientes para lograr mitigar el daño causado.
Lucía Martínez
Gerente de Asuntos Corporativos y Sustentabilidad Natura