Se comprobó que es posible la engorda de esta especie en Arica, cuyas conclusiones indican que esta solución tecnológica permite alcanzar peces de 3,5 kg a los 13 meses de cultivo, considerando al mes una siembra de juveniles de 0,01 kg.
Se dio por finalizada la primera etapa de El Dorado Arica, proyecto que propuso una solución tecnológica de engorda para el crecimiento comercial del Seriola Lalandi –más conocido como Dorado o Palometa– en la Región de Arica y Parinacota.
Con la presencia de las autoridades de Corfo, Corpesca, el Centro de Investigación Aplicada del Mar (CIAM) y de la Universidad de Tarapacá –que llevaron a cabo este estudio–, se presentaron durante esta jornada los resultados del desarrollo productivo para el sector acuícola–pesquero, que posteriormente podría ser adoptado masivamente en el futuro.
Con este desarrollo de piscicultura se detectó una oportunidad para ampliar el cultivo de otros peces en otras regiones del país. El Programa para la Diversificación de la Acuicultura Chilena (PDACH), en su búsqueda constante por contribuir al desarrollo de las nuevas industrias, identificó al Seriola Lalandi como un recurso potencial acuícola para la zona norte del país.
El interés por su cultivo está dado por su rápido crecimiento, su adaptación a condiciones de cultivo, su sabor y por su valor comercial de US$8 por kilo. Frente a ese escenario, este proyecto de Investigación Aplicada desarrolló la tecnología necesaria para alcanzar la supervivencia en óptimas condiciones de la Seriola Lalandi y con esto ampliar su consumo.
Felipe Zaldívar, gerente general de Corpesca, empresa creadora del proyecto señaló que “por nuestra historia y por nuestro constante desafío de crear valor, nos resulta muy satisfactorio poder dar un cierre de estas características al proyecto del Dorado. Si bien nació como un programa piloto el año 2013, marcó una experiencia pionera en el norte, en la que por primera vez se buscó abordar –a través de la ciencia acuícola– una necesidad de la región, buscando generar un aporte económico en el largo plazo y con potencialidad de empleabilidad en el futuro”.
Ahora bien, agrega el ejecutivo, que para este proyecto pueda tener continuidad y otros actores del sector puedan obtener el know how para replicarlo se necesita tener “lineamientos jurídicos claros, certezas institucionales que nos permitan que estas grandes ideas puedan transformarse en realidades concretas, que aporten al bienestar y crecimiento de nuestra región. Hoy, desafortunadamente, las señales que nos entrega el debate en el Congreso y otras instancias en el país van en la dirección opuesta: pareciera que el objetivo es expulsar a la industria de la actividad pesquera, por la vía limitar sus operaciones al punto de hacerlas inviables”.
EL PROYECTO
A partir de la conformación de un equipo multidisciplinario formado por profesionales y técnicos asociados a la industria pesquera e investigadores vinculados al quehacer universitario, se desplegó un aprendizaje que dio como resultado el diseño, funcionalidad, definición de materiales para la construcción de la componente Unidad de Cultivo SAR.
Para la obtención de los resultados de engorda la investigación consideró dos siembras de Seriola Lalandi que se realizaron entre abril de 2014 y abril de 2016. Durante este período, se evaluó el comportamiento adaptativo de los ejemplares a los sistemas de cultivo diseñados respecto a los parámetros de densidad, temperatura, tasa de crecimiento, mortalidad y conversión alimentaria.
Con respecto al alimento funcional, esta iniciativa permitió instalar competencias técnicas avanzadas en la XV región, para poder formular un alimento para Seriola Lalandi, además de dotar a la zona de una unidad productora de alimento extrusado con una capacidad de ocho mil kg al mes.
A lo anterior, se le sumó una unidad de bioensayos que permitirá diseñar y formular dietas para peces y moluscos regionales a partir de la investigación, impactando positivamente el desarrollo de una acuicultura regional.
Parte de las conclusiones del proyecto indican que esta solución tecnológica permite alcanzar peces de 3,5 kg a los 13 meses de cultivo, considerando al mes una siembra de juveniles de 0,01 kg.