Debieron ser vacunados más de mil quinientos camélidos en Ancolacane para evitar la propagación de ese mal, que afecta tanto al hombre como a los animales domésticos y silvestres.
Más de mil quinientos camélidos de la localidad de Ancolacane, en la región de Arica y Parinacota, fueron vacunados gracias al financiamiento de la municipalidad de General Lagos con el fin de evitar la propagación de un brote de Leptospirosis.
El brote fue detectado por el Servicio Agrícola y Ganadero (SAG) a partir de la denuncia de una ganadera cuyos animales estaban sufriendo abortos al término del período de gestación, además de registrarse mortalidad de crías, por lo que se tomaron muestras de sangre y orina que confirmaron la presencia de esta bacteria en rebaños de este sector.
El operativo se desarrolló de manera conjunta por los equipos técnicos del Programa de Desarrollo Territorial Indígena INDAP-CONADI que funciona en convenio con el Municipio de General Lagos, la SEREMI de Salud y el SAG en la localidad de Ancolacane.
El Seremi de Agricultura Jorge Heiden, indicó que “la ratificación de esta bacteria a través de los laboratorios del SAG pudo articular este trabajo en conjunto con otros servicios públicos de la región, enfrentando de manera rápida y oportuna este brote que afecta a sólo cuatro piños de la comuna de General Lagos. Sin embargo, para que la medida sea efectiva contempló a mil 500 camélidos domésticos, inclusive los perros de la zona como posible fuentes de infección”.
La leptospirosis es una zoonosis de distribución mundial que afecta tanto al hombre como a los animales domésticos y silvestres. Su presencia está íntimamente ligada a factores ecológicos y medioambientales. En camélidos suele presentarse con abortos a término, nacimiento de crías débiles, mortalidad perinatal de crías y también de las madres.
Por su parte, la Seremi de Salud, Claudia Torrealba, señaló que “esta bacteria es zoonótica, es decir, puede afectar a las personas. Numerosos animales silvestres son portadores y vectores de leptospiras, siendo los roedores los principales reservorios para estos agentes infecciosos que no sufren la enfermedad, pero eliminan la bacteria a través de su orina. En consecuencia, se transforman en fuente de infección para la especie humana y también para animales domésticos”.