La demanda contra Chile presentada ante el TIJ fue mal planificada, como se supo el 1 de octubre, cuando 12 jueces votaron contra Bolivia y solo tres a favor. Después de haber saboreado esa derrota, que puso punto final a la Guerra del Pacífico, el Gobierno de Evo Morales propuso que, como revancha, todo el tráfico marítimo se hiciera por puertos que no sean chilenos.
Los puertos bolivianos sobre la hidrovía, como el que lleva el nombre de Germán Busch, figuraron en segundo lugar de las preferencias del caudillo cocalero, cuando anunció que se invertirían muchos millones de dólares en ese proyecto congelado desde 1938. Un barco, de nombre Ante Topic, traía una carga de 13.903 toneladas desde la China para Cochabamba, pero como el puerto de Arica estaba muy congestionado, fue desviado al puerto peruano de Ilo, hacia donde fue, prestamente, el presidente Evo Morales. Se estaba dando el primer paso para prescindir de los puertos chilenos y recibir, a cambio, decía el Gobierno, el flujo del comercio exterior por ese puerto.
Y llega el nuevo fracaso. La Cámara Boliviana de Transporte dice ahora que el puerto de Ilo no está listo para reemplazar a los controlados por Chile. Ilo puede recibir seis contenedores de 20 pies por hora, mientras que el puerto Arica tiene capacidad para 36, según los datos que le dio a Siglo 21 el experto Gonzalo Ossio.
Esto obliga al país a volver, con la cabeza baja, a los puertos chilenos, o seguir esperando las opciones de salida hacia el Atlántico. Desde el 1 de octubre hasta ahora, aparte del anuncio de que se invertirían $us 800 millones en Puerto Busch, no se ha hecho nada. Dice el experto Ossio que las condiciones para operar en Arica son basadas en fletes pactados entre los dos gobiernos, que deben ser ajustados en reuniones bianuales, pero que el Gobierno boliviano ha decidido no enviar a sus delegados desde 2012.
El puerto de Arica es “multipropósito”, tiene rompeolas, cuenta con un calado de hasta 260 metros, almacenes cerrados, fajas transportadoras y cobra $us 157 por cada contenedor, mientras que Ilo cobra 1.000 e Iquique 270. Quizá por esas ventajas es que el flujo de carga por Arica ha crecido desde 2005 hasta ahora un 800%. El ex presidente chileno Ricardo Lagos dijo, a propósito de estas condiciones, que en realidad es el Estado boliviano el que cobra más a los empresarios bolivianos que el Estado chileno.
Si Bolivia tiene que volver, con la cola entre las piernas, a negociar con Chile, quizá sea conveniente hacer algo en Puerto Busch, aparte de los anuncios provocados por las rabietas.
Humberto Vacaflor Ganam,
Periodista y Analista Económico y Político
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