Hoy que estamos iniciando el proceso de aprobación de un nuevo Plano Regulador Comunal es legítimo mencionar algunas preocupaciones y situaciones que el proyecto trae consigo.
La actual propuesta, tal como está concebida, prende luces rojas respecto al empleo en Arica. La modificación del uso de suelo de los sectores industriales de Arica traerá a la larga la incompatibilidad de convivir procesos industriales y barrios residenciales.
Dicha incompatibilidad, deduzco desde mi experiencia (ex pdte. Sindicato General Motors) y de las innumerables reuniones que he sostenido con trabajadores de dichas empresas, dice relación que al modificar las reglas del juego traerá indiscutiblemente cesantía. El mejor ejemplo fue precisamente la Empresa General Motors, cuando el año 2000 cambiaron las reglas del juego y no pasaron mas de 7 años para que ésta cerrara, a pesar de toda la inversión que se había realizado, dejando en esa oportunidad a más de 500 trabajadores directos y más de 1.000 en forma indirecta sin trabajo.
Este Plan Regulador Comunal es más grave y representa más peligro. Definitivamente sería el fin del barrio industrial y la pérdida a mi juicio de más de 3.000 puestos de trabajo. Por supuesto que hay una promesa de crecimiento industrial hacia el lado norte, con un amplio sector de manejo logístico e industrial, pero eso viene hablándose hace más de 20 años y han sido solo voladores de luces.
Todos hablan a “futuro” de cambiar el puerto; sin embargo, no se habla nada respecto al cambio de uso de suelo. En esa zona solo cambia la zona de Astilleros dejando en el limbo a más de 200 trabajadores con el peligro inminente del cierre de su fuente laboral, sin ningún proyecto concreto de parte del Estado para ese sector.
En mi opinión, debería indicarse por ejemplo que en un plazo de 15 o 20 años la salida definitiva del Puerto y de Astilleros y, de esa forma, le dan un plazo al Estado y a los privados para invertir en nuevas dependencias portuarias y de abrigo para el recalado de naves y dejar definitivamente las instalaciones del puerto sólo a la actividad de Cruceros, sin mencionar lo que significa estratégicamente para la politica de defensa nacional y para el mundo de las embarcaciones de pesca menor el cierre de dicha operación en la ciudad.
El proyecto no contempla el crecimiento de la ciudad hacia los primeros kilómetros de ambos valles poniendo una venda a la realidad y la enorme cantidad de ciudadanos que viven en esos sectores. Simplemente no los consideró. También dejó afuera a sectores que hoy están habitados, como son Altos del Valle, Las Losllas, etc., sectores que han sido apoyados por el Estado ( el mismo Estado ha entregado terrenos menores a 5.000 m2 para vivienda disfrazado de proyecto de emprendimiento) y que en su momento sirvieron de solución habitacional a personas que vivían en tomas de terreno o con asentamientos escandalosos, que sirvieron para descomprimir una problemática social y que hoy, teniendo la oportunidad para su incorporación como subcentros urbanos o asentamientos humanos, son totalmente ignorados.
Lo otro que hay que mencionar es que deja sin consideración una modificación sustancial al tema de los antejardines en la ciudad. Claro, esta situación obedece a la construcción urbana de una ciudad pero hoy tiene atado de manos a miles de ariqueños que no pueden sacar su recepción final producto que sus casas han crecido y construido en esa área. La enorme necesidad de vivienda ha hecho que las familias ariqueñas construyan sus ampliaciones para albergar a sus nuevas familias.
Y es más, nada dice respecto a la necesidad de convertir, desde el punto de vista urbanistico, una ciudad amigable y amistosa para la tercera edad y para personas discapacitadas físicamente como tampoco desde el punto de vista del turismo inclusivo.
El Plano Regulador Comunal tampoco considera nuevos espacios para crecimiento satelital de la ciudad para los próximos 20 años y deja sin esperanza a miles de ariqueños que se encuentran agrupados en cientos de Comités para la Vivienda y que carecen de ésta. Sin embargo, eso se soluciona con el tema de los sectores industriales ya que se pretende dar a entender que con eso podría subsanar dicha carencia. Sin embargo, esto es marginal.
Concluyo señalando que es necesario ampliar el área protegida del humedal, con la finalidad que sea realmente un santuario para aves de todo el mundo y que la intervención sea la mínima.
Jorge Mollo Vargas
Concejal
Pdte. ComisiÓn
Urbanismo, Vialidad y Vivienda.
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