Los planes reguladores son un instrumento de ordenamiento territorial y no un fin en sí mismo. Deben plasmar una determinada imagen objetivo de ciudad a partir de sus condiciones reales de desarrollo. Por ello, lejos de propiciar una aceptación pasiva, el llamado de ASINDA es a analizar, cuestionar y modificar lo que sea necesario en el proyecto de nuevo Plan Regulador para Arica.
Al respecto, la propuesta presentada tiene, al menos, dos fallas estructurales. Primero, reconoce solo dos ejes de desarrollo estratégico para la región: agricultura y turismo, obviando que, por sus condiciones geopolíticas, Arica tiene históricamente una vocación de logística, de infraestructura portuaria y servicio. Se plantea que el problema se resuelve con la idea de trasladar toda la actividad industrial de Arica a la zona Chacalluta. Es una falsa solución, porque en la práctica implica eliminar a más de la mitad de las empresas que actualmente están operando. Esto, porque muchas de las empresas no resistirían la inversión que implica cerrar las actuales instalaciones y construir otras. En particular, las empresas que son parte de la cadena marítimo portuaria no pueden funcionar lejos del Puerto de Arica. El impacto socio económico puede ser devastador. Alguien dijo que estos eran “intereses particulares”. Pues bien, estamos hablando del interés de 10 mil personas, que trabajan directa o indirectamente en el sector industrial de Arica.
Se dice que pasarían más de 20 años antes que el cambio ocurriera. Eso es engañoso, porque el impacto social y económico para los trabajadores se sentiría inmediatamente. Es evidente que las empresas dejarían de invertir y las que saben que no podrán trasladarse, comenzarían a reducir sus actividades o sencillamente se irían.
Un segundo elemento cuestionable de la propuesta de nuevo Plan Regulador se refiere a la ampliación del radio urbano. Se argumenta la necesidad de construir viviendas sociales. Sin embargo, los propios autores de la propuesta han afirmado que la sola incorporación de un terreno de 413.7 hectáreas en torno a la Avenida Ávalos permitiría resolver la problemática de viviendas sociales por los próximos 30 años. Al parecer, extender los límites urbanos es para que los hogares de menores recursos se ubiquen en la periferia y los buenos terrenos sean reservados para el desarrollo inmobiliario de otro estatus. ¿Por qué no se proponen normas de integración social en estos sectores? Más aún, en su actual radio urbano Arica dispone de 1.360 hectáreas para vivienda, las que todavía no se han desarrollado. En consecuencia, es justo preguntarse qué es lo que justifica esta ampliación del radio urbano.
Arica requiere proyectarse al futuro como un centro urbano estratégico de América del Sur, por cuanto está destinada a constituirse en un nodo de integración de tres países. Estamos convencidos de que para ello se requiere el concierto de distintas visiones y voluntades, algo que sólo podremos construir mediante un diálogo abierto entre todos los actores involucrados.
Edward Gallardo Malebrán
Presidente Asociación de Industriales de Arica- ASINDA