Durante el año 2018 se notificaron 72 casos en nuestra región, de los cuales el 54,16% corresponde a adolescentes de 10 a 19 años. Esta situación se repite en todas las zonas del país, siendo la segunda causa de muerte en adolescentes y jóvenes.
Según los últimos antecedentes recogidos por el sistema de vigilancia de conducta suicida implementado por la Seremi de Salud de Arica y Parinacota, durante el año 2018 se notificaron 72 intentos de suicidio en nuestra región, de los cuales el 54,16% corresponde a adolescentes de 10 a 19 años.
Esta situación se repite en todas las regiones del país, siendo la segunda causa de muerte en adolescentes y jóvenes. Es por eso que el Ministerio de Salud presentó recientemente la Guía de recomendaciones para la prevención de la conducta suicida en establecimientos educacionales, en los que el bullying se convierte en uno de los factores gatillantes del suicidio.
Esta iniciativa pionera en Chile también se comenzó a replicar en nuestra región, aunque los equipos de salud mental y convivencia escolar se encuentran un paso adelante en cuanto a la experiencia de trabajo práctico ya que el año pasado se implementaron programas preventivos y protocolos de acción frente a conductas suicidas en 43 establecimientos educacionales públicos y privados.
Así lo dieron a conocer la Seremi de Educación, Lorena Ventura, y de Salud (s), Beatriz Chávez, quienes distribuyeron algunos ejemplares de la guía en versión digital a encargados de convivencia escolar, orientadores, duplas psicosociales y estudiantes.
“Como Ministerio de Educación estamos trabajando fuertemente en esta línea. Consideramos que nuestros espacios educativos son un pilar fundamental, en los que nuestros estudiantes comparten gran parte de su tiempo de vida, por lo tanto hemos querido relevar el instrumento que hoy pone a disposición el Ministerio de Salud, sobre todo a nuestros profesores y estudiantes”, indicó la Seremi de Educación.
En tanto, Chávez explicó que ´”la guía ofrece una serie de estrategias que han demostrado ser útiles y efectivas para el abordaje de las conductas suicidas. Cabe destacar que no solo considera las situaciones de pérdida de un estudiante por suicidio, sino también recomendaciones para apoyar en caso de presencia de ideación o intento suicida, así como también prevenir de que estas aparezcan, puesto que todas implican un profundo dolor y malestar psicológico que impactan la vida de los estudiantes, sus familias y toda la comunidad que los rodea”.
“La propuesta no espera sobrecargar a las escuelas en sus tareas, ni tampoco la creación de un nuevo programa al interior de ellas, sino que las invita a orientar recursos ya existentes o la instalación de prácticas protectoras en la cotidianidad del día a día en comunidad. Al mismo tiempo, entrega pautas de acción claras y seguras a implementar en caso de que la comunidad educativa requiera apoyar a estudiantes que presenten alguna conducta suicida o un alto riesgo de ellas”, agregó.