Desde el proyecto de Ley de 40 horas, hasta el de adaptabilidad laboral con 180 horas al mes y jornadas semanales de 4 por 3 días.
Es interesante cómo las opiniones se han centrado en la construcción de jornada desde el punto de vista del tiempo, sin profundizar en la mentalidad que considera la flexibilidad como forma de trabajo y no como un beneficio.
Y es que estamos ante la realidad “VICA”, un mundo cada vez más Volátil, Incierto, Complejo y Ambiguo. Hace tiempo que se usa esta abreviatura estadounidense para describir el presente laboral que obliga a las empresas a responder rápido a las demandas del mercado. ¿Y cómo respondemos ante él? Sin lugar a dudas, es un mundo difícil de abordar sin flexibilidad.
En nuestra experiencia, en donde trabajamos 40 horas por semana y en horario flexible, además de hacerlo una vez por semana desde casa, vemos las ventajas que trae en los colaboradores: equilibrio de vida personal y laboral, menores tiempos de traslado, compromiso, motivación y optimización de la jornada, cuando sabes que la evaluación pasa más por cumplimento de objetivos que por cuántas horas estás en la oficina.
Pero flexibilidad no es tan sólo cuestión de horas. Flexibilidad es una forma de trabajar y abordar los desafíos. Una forma de pensar y actuar.
Ejemplo de ello es la formación de equipos por proyecto abordando metodologías ágiles, con colaboradores trabajando de forma empoderada desde sus intereses y aportes, más que desde el encasillamiento en un rol y del desempeño desde su “función tradicional”.
¿Por qué nos resistimos tanto en promover, por ejemplo, a una persona de finanzas al área comercial? Esto requiere flexibilidad y apertura para asumir que la persona aprenda en el trabajo y, en nuestra experiencia, trae amplitud en el abordaje de problemas complejos y generación de empatía, ambas habilidades clave para la creación de innovación.
Las metodologías ágiles buscan también la mejora en productividad y evitar todo tipo de desperdicio, sobre todo el de tiempo, con claro beneficio para el colaborador, pero requieren confianza total en los equipos.
Entonces, ¿cuál es el desafío? Si queremos empresas que sean capaces de atender este mundo VICA, debemos avanzar hacia un cambio cultural al interior de las compañías, dejando atrás la rigidez y reemplazándola por entornos laborales equilibrados, pero también ágiles, innovadores y resilientes que promuevan la colaboración. Culturas en las cuales los colaboradores tengan la autonomía para proponer, diseñar, y provocar cambios, sintiéndose dueños de sus procesos, proyectos, productos o servicios.
Flexibilidad es mucho más que 40 (o 180) horas. Flexibilidad es también confiar, pero además, desafiar.
Gustavo Cruz de Moraes
Gerente General de Natura Chile
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