En plena crisis sanitaria, económica y social, esta semana el ojo público ha estado puesto sobre el proyecto de ley de Migración y Extranjería, que se encuentra ya en las últimas fases de su tramitación, en un intento por modernizar nuestra casi obsoleta legislación, la que ha sido un factor relevante del desorden producido durante los últimos años al momento de controlar los fenómenos migratorios.
Si bien el proyecto puede y debe ser mejorado, el principal desencuentro se ha producido a causa de una indicación propuesta por parlamentarios de oposición respecto del denominado Turismo Laboral, medida que establece un procedimiento para la permanencia transitoria de extranjeros en búsqueda de trabajo, y que –sin lugar a dudas- se contradice totalmente con el objetivo de regular los flujos migrantes hacia Chile y de ofrecer garantías para quienes lleguen al país, resguardando los derechos de chilenos y extranjeros.
Pero, ¿por qué es una mala idea este denominado Turismo Laboral?
La respuesta es más simple de lo que pensamos. Si damos un vistazo al pasado y a la forma en que nuestro país ha enfrentado los fenómenos migratorios durante los últimos años, encontraremos dos factores que se repiten constantemente: el desorden y la irregularidad.
Justamente, el desorden y la irregularidad son dos conceptos que también salen a flote al momento de plantearnos la idea del Turismo Laboral, el cual podría llevarnos en línea directa hacia otros problemas que ya conocemos muy bien, como lo es el abuso laboral y la migración descontrolada. La verdad es que el Turismo Laboral no favorece bajo ningún espectro la regularidad ni el orden de los procesos; por el contrario, da luz verde a cualquiera que desee ingresar al país bajo el pretexto de buscar trabajo casi sin revisar antecedentes y sin ofrecer garantía alguna. En otras palabras, es una caída libre hacia los errores del pasado y al caos en materia de migración. Un caos que hemos intentado corregir por años y del cual aún estamos pagando las consecuencias.
Si consideramos los fenómenos que hemos debido enfrentar durante los últimos años en materia de migración, si tomamos en cuenta los miles de extranjeros que se encuentran de forma irregular en el país y si tomamos el peso a las serias consecuencias sociales y económicas que la crisis sanitaria ha dejado en toda Latinoamérica, nos daremos cuenta que hablar de Turismo Laboral en el escenario actual es una idea en total desconexión con la realidad.
La migración es un derecho humano, por lo mismo debe ser tratada con el respeto y regulación que merece. Chile requiere una Ley de Migración con las reglas claras, que ofrezca garantías reales y que establezca procesos migratorios ordenados y controlados, pues sólo así evitaremos cometer una y otra vez los errores del pasado.
Nino Baltolu Razera
Diputado de la República
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