Migración o migrante es una palabra que se escucha hablar más frecuente, tanto entre personas y gobiernos como también por los agentes de noticias. Este fenómeno de migración de personas ha ocurrido o existido desde que el ser humano empezó a existir. Hoy en día, este movimiento migratorio se facilita más con los avances en tecnología de comunicación y de transporte, entre otros. Este fenómeno, ha llamado la atención tanto de la población como gobierno de cada país. Se entremezclan el sentimiento y/o postura entre la preocupación y los intereses.
La Iglesia, por su parte, nunca se cierra sus ojos de este fenómeno tan llamativo, muy complejo y muy preocupante especialmente en estas últimas décadas. El interés único de la Iglesia es de salvaguardar la integridad y bienestar de cada persona humana. Por este motivo, se ha siempre preocupado de trabajar en cómo mejorar sus servicios y actividades para el bien de los migrantes, mientras toma en cuenta el bien de la comunidad/población que los recibe para que estos migrantes puedan integrarse y ayudar el desarrollo socio-económico del lugar.
El Papa Francisco en repetidas ocasiones nos alumbra con sus propuestas para que adoptemos medidas adecuadas en nuestros interactuar con los migrantes. Sus cuatro (4) palabras claves son: ACOGER, PROTEGER, PROMOVER e INTEGRAR al migrante que llega a nuestra puerta porque no es una amenaza sino un hermano y una hermana que nos visita de lejos. Además, el mismo Papa Francisco nos quiere dejar bien claro este compromiso humano y cristiano de cómo debemos pensar y actuar, regalándonos doce (12) verbos importantes: 1) es necesario conocer para comprender; 2) hay que hacerse prójimo para servir; 3) para reconciliarse se requiere escuchar; 4) para crecer hay que compartir; 5) se necesita involucrar para promover y 6) es indispensable colaborar para construir.
Arica es una ciudad fronteriza y acogedora con su gente amable. Es inevitable destacar su rol como ciudad de paso de tantos migrantes. Sin embargo, hay un buen número de ellos que deciden quedarse en esta ciudad aunque la mayoría prefieren irse más allá hacia el sur, a las ciudades grandes del país. La ola migratoria se interrumpió un poco con esta crisis humanitaria de la pandemia pero algunos todavía arriesgan todo peligro atravesando los pasos no habilitados para poder ingresar a Chile.
Este año es tan especial para todos. Nuestra manera de celebrar el Día del Migrante no es una excepción. A pesar de las restricciones que nos obliga a ajustar la forma de hacerlo, les queremos hacer llegar nuestro motivo de concientizar a todos sobre esta realidad migratoria.
Padre Mauricio Cáceres
Vicario General y moderador de la curia diocesana.
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