Firme en su postura se muestra la Municipalidad de Arica respecto al comercio ambulante, al reiterar que no serán otorgados permisos para este tipo de prácticas en todo el centro de la ciudad.
Una decisión que pasa, principalmente, por temas sanitarios. Las aglomeraciones han sido una de las mayores preocupaciones de las autoridades regionales en la lucha por frenar el avance del Covid-19, situación que es menoscabada por la proliferación de comerciantes en las calles y avenidas del casco histórico.
El Alcalde de Arica, Gerardo Espíndola, señaló que la postura busca proteger a la comunidad ante el alarmante aumento de contagios que ha vivido la comuna en las últimas semanas, una situación que pone en riesgo a los sectores de mayor tránsito peatonal en la ciudad.
“Entendemos que hay una necesidad imperiosa de la gente por trabajar y para eso hemos trabajado fuertemente con el comercio ambulante en general. En Arica hay cerca de 3.000 comerciantes ambulantes, muchos de ellos ya se organizaron en ferias en diferentes partes de la ciudad. 2.500 que han pagado su permiso y están regularizados. Pero tenemos un grupo pequeño acá en el centro, que insiste en ponerse en Velásquez y la respuesta es no. En el casco antiguo de Arica no va a haber más permisos para el comercio ambulante”, expresó el jefe comunal.
LA PROPUESTA ALCALDICIA
Si bien la Municipalidad no ha dado su brazo a torcer respecto a los permisos en el sector del centro, sí planteó al comercio ambulante una solución para que puedan seguir operando. La propuesta emanada desde la administración comunal es otorgar permiso para este tipo de practica desde calle Chacabuco hacia el norte, dejando a los gremios de ambulantes la iniciativa para desarrollar una propuesta que les sea satisfactoria, y que deberá ser validada posteriormente por la Municipalidad.
“La alternativa está, que se organicen, que busquen otros espacios en la ciudad. El ánimo como Municipalidad de conversar siempre está, pero hoy día tenemos que resguardar la salud, la seguridad y a los comerciantes y pequeñas ferias del centro, que están haciendo un esfuerzo grande para mantenerse. Así que desde ahí nosotros vamos a trabajar con estos comerciantes ambulantes en otras partes de la ciudad. Que hagan la propuesta, pero que cumplan con lo que la autoridad les está diciendo”, enfatizó el alcalde Espíndola.
PREOCUPACIÓN EN COMERCIO ESTABLECIDO
A la preocupación sanitaria también se suma la competencia desleal, el daño causado al comercio establecido y el aumento de la delincuencia. Las tradicionales ferias y centros comerciales han sido históricamente perjudicadas por el comercio ambulante, que no paga impuestos, permisos ni arriendos, lo que les permite ofrecer productos a un precio mucho más accesible que los encontrados en recintos comerciales, acaparando de esta forma a la clientela.
A esto se suma una escalada en los hechos de violencia en las últimas semanas, los que sumaron una balacera en plena avenida Velásquez, a plena luz del día y ante centenares de personas que vieron sus vidas en peligro.
Mario Ortiz, presidente de la Feria Las Palmeras, expresó que históricamente han tenido que afrontar la problemática del comercio ambulante, pero que, tras la pandemia y las cuarentenas del año pasado, la situación escaló considerablemente, afectando sobremanera las ventas de los 258 locatarios.
“El comercio ambulante siempre ha estado, pero últimamente creció bastante en número. Siempre hemos estado en desacuerdo con que el comercio ilegal se establezca en Velásquez, porque a nosotros siempre nos ha perjudicado en materia de ventas y competencia desleal, ya que nosotros pagamos impuestos y todos los demás gastos que significa ser establecidos”, indicó.
En tanto, la directora del Barrio 7 de Junio, Sara Cáceres, declaró que “pasa por un tema de seguridad y de salud. En primer lugar, ellos no cuentan con un aforo establecido, con alcohol gel, control de mascarilla, nada. Lo otro, es que son personas prepotentes. Cuando llegan los camiones para bajar la mercadería, nos insultan, no nos dejan caminar tranquilos porque se enojan, tapan la pasada y el tránsito en las veredas, que están hechas para personas ciegas. Ellos ponen su mercadería, tapan la vereda y dejan un pequeño pedazo de pasada, donde las personas con dificultad no pueden caminar”.