En junio del 2020, desde Acción Educar y la Dirección de Educación Pública publicamos una serie de cuestionarios para que los docentes pudieran conocer la situación socioemocional de sus estudiantes durante el cierre de las escuelas y buscar las mejores formas para apoyarlos. Estos fueron aplicados durante el segundo semestre por el Servicio Local de Educación (SLEP) de Chinchorro.
Más de 5.000 alumnos y 6.000 apoderados de Arica respondieron a preguntas sobre cómo estaban viviendo la pandemia, permitiéndonos apreciar parte de su realidad, desde su propia perspectiva. Aprovecharemos este espacio para comentar algunos de los resultados.
El 30% de los apoderados de Prekínder a 2° Básico reporta que desde que comenzó la pandemia ha aumentado el número de veces que su hijo o hija ha presentado cambios en el apetito, problemas para dormir, irritabilidad o falta de ganas para hacer las cosas que le gustan. En la sección de comentarios abiertos, es posible apreciar la preocupación que tienen estos padres por los cambios en el comportamiento de sus hijos.
A su vez, un 48% de los alumnos entre 5° y 7° Básico, un 64% de los entre 8° Básico y II Medio y un 73% de los de III y IV Medio marcaron que han sentido “muchas veces” emociones relacionadas a la sintomatología depresiva. Por supuesto, estos resultados no pueden considerarse como un diagnóstico, pero tampoco podemos pasarlos por alto. Los expertos deben evaluar la situación de estos estudiantes y actuar en los casos en que sea necesario. Para ello, los establecimientos educacionales cuentan con duplas psicosociales, que debieran de tener la capacidad de determinar los casos a derivar a la atención primaria de salud.
Llama también la atención que, relacionado a la vida social, aproximadamente un 30% de los estudiantes de 5° y 7° Básico, un 20% de los de 8° a Básico y II Medio, y un 10% de los de III y IV Medio reporta que no se ha contactado con amigos para hablar de temas no relacionados con el colegio durante la pandemia. El grupo de pares es clave para el desarrollo de la identidad de los adolescentes y los vínculos que forman en sus escuelas sirven para prevenir su deserción del sistema educacional. Estos números podrían ser una señal de un problema al nivel de estos vínculos, lo que debe ser analizado en mayor profundidad para cada curso.
Por último, al preguntarle a los estudiantes entre 5° Básico y IV Medio sobre si les ha gustado recibir educación a distancia, la gran mayoría responde que no.
Nos parece que el esfuerzo del equipo psicosocial y de la directiva del SLEP en recolectar estos datos es notable y habla de un interés en considerar la realidad de las familias, desde sus propias palabras, en las medidas que diseñan para ellas. Con todo, los efectos de este esfuerzo serán muchísimo mayores cuando puedan abrir sus escuelas, recibir presencialmente a sus niños, niñas y adolescentes, y trabajar con ellos en determinar qué es lo mejor para cada alumno. Por lo mismo, es de esperar que en cuanto se logre controlar la situación del Covid-19 en la comuna, los establecimientos educacionales sean lo primero en abrir.
Pía Turner
Encargada de Proyectos de Acción Educar