Con gusto amargo para Chile finalizó la semana pasada la Prueba Técnica del Ferrocarril de Arica a La Paz (FCALP), iniciada con enormes expectativas, optimismo y entusiasmo, a comienzos de mayo pasado con el traslado de 422 toneladas de bobinas de fierro a Oruro, luego de 16 años de la inactividad de las operaciones de este medio de transporte.
La abrupta y unilateral suspensión del anhelado proyecto de reactivación de la vía férrea entre el puerto chileno y la capital andina boliviana fue impulsada por las asociaciones de camioneros bolivianos que bloquearon las carreteras del vecino país, para presionar a su gobierno que cedió a esas presiones, pese a haber solicitado en diversos foros internacionales por más de una década la necesidad de reactivar el histórico ferrocarril, para garantizar su acceso al Océano Pacífico.
De esta forma, el transporte terrestre boliviano de carga internacional ganó en su demanda ilegítima de mantener un monopolio que logró con la suspensión de las operaciones del tren desde el 2005, lo que resta competitividad al vecino país, porque limita su comercio exterior a un sólo modo de transporte, desconociendo su natural complementariedad, dado que existe suficiente carga de exportación e importación para ambas alternativas. La amenaza de que el tren hará desaparecer al transporte carretero no tiene fundamento, ya que en su estado actual sólo podría transportar menos del 10% del total de la carga boliviana que moviliza el Puerto de Arica al año.
Lamento el trato inamistoso hacia Chile que se traduce en la exigencia de garantías irrisorias por supuestas compensaciones de una guerra que ocurrió hace más de 140 años, en circunstancias de que Chile ha cumplido fielmente el Tratado de 1904. Arica y Parinacota son mudos testigos de los altos costos ambientales, económicos y de congestión vehicular que se pagan por ese acuerdo bilateral.
Aun cuando Bolivia dejó abierta la posibilidad de que el proyecto sea reactivado “algún día”, no veo que esto sea realidad en el corto plazo. Espero que nuestra Cancillería haga las gestiones necesarias para la reactivación del tren binacional, porque el desarrollo económico exige eficiencia, competitividad y estándar mundial en los servicios portuarios y logísticos para que los países progresen. Si se reactiva el tren, Arica y Bolivia ganan.
José Miguel Durana Semir
Senador por Arica y Parinacota