Nuestro mundo interior es un torbellino de ideas, sentimientos, sensaciones e infinitos anhelos que, entre muchas otras expresiones personales, reflejan nuestra interioridad hasta en los detalles más ínfimos. Esta realidad personal está presente en cada acto y en cada acción de nuestro quehacer cotidiano. Es parte de nuestro carácter, de nuestro temperamento, de nuestra personalidad.
Quienes hayan seguido estos artículos recordarán que están centrados en la técnica del test proyectivo de la sicología, la grafología, sobre la cual hemos desarrollado diversas temáticas en este espacio cultural y de conocimiento que nos ofrece Arica Hoy. En esta ocasión, he querido aportar con una temática también centrado en el mundo tan amplio e infinito como lo es la grafología.
Este tema nos permitirá conocernos y reflexionar sobre nuestro mundo interior. Me refiero a los dibujos inconscientes o distraídos que realizamos cuando estamos aburridos en una reunión, cuando hablamos por teléfono, cuando no sabemos qué hacer o cuándo estamos ansiosos o nerviosos esperando una respuesta o una resolución.
Para realizar estos dibujos, debemos tener cerca un lápiz y un soporte que puede ser una servilleta, el reverso de un documento, los márgenes de algún informe, entre otros documentos afines donde descarguemos esa innata creatividad circunstancial.
Cuando más abstracto e incomprensible para el espectador sea el dibujo, más contenido intensivo e inconsciente posee ese diseño. Aquí funcionan las leyes de la escritura y los conceptos grafológicos. En este sentido, la conformación de los trazos, la presión, la secuencia y el grosor nos están dando una visión de la vitalidad, de la expresividad y de la fuerza expresiva del dibujante.  Además, en este mismo plano, la línea recta nos reafirmará la fuerza y la tensionalidad expresiva que posee una actividad síquica decidida y en concordancia con su vitalidad.
Es así que, los trazos curvos y también los redondeados, cuando son predominantes, se presentan en diferentes grafías tales como “g”, “y”, “a”, “o”, “d” y algunas mayúsculas, manifestando el autor un carácter suave, dócil, tranquilo, lo cual unido a la simpatía que irradia la persona, orienta su actuar hacia los sentimientos y hacia el plano emotivo y afectivo como una forma de enfrentar su actuar cotidiano.
Siguiendo esta misma dinámica analítica e interpretativa, las curvas que, en ocasiones, adquieren una secuencia especial formando espirales, nos indica que estamos en presencia de rasgos que pueden indicar obsesión ante ciertas circunstancias que tienen relación a conseguir objetivos determinados.
Por otra parte, un diseño que está basado en formas concéntricas recurrentes, nos revela un escritor que tiene problemas y que no encuentra la solución. De allí que se da vuelta en lo mismo y no logra salir para encontrar la solución. Es muy importante que, si conocemos a alguna persona que presente este tipo de trazado, nuestra misión es escucharlo y, en lo posible, tratar orientarlo, máxime si es un familiar. Saber escuchar es una manera de tender puentes comunicativos y tratar de ser un apoyo.
Continuando por este breve recorrido para acercarse a la interpretación de nuestros dibujos inconscientes, tanto la velocidad o la fuerza de impresión del trazo de los dibujos, son importantes referentes que apuntan a la lentitud o a la rapidez y a la energía o la debilidad desplegada por el escritor. Los lentos y débiles nos reflejan desidia, pasividad, incluso rasgos de depresión, mientras que los veloces y expresivos reflejan vitalidad, energía, fuerza creadora y mucho dinamismo.
Pero en este mismo rubro, cuando estas características de los rápidos y presionados son exagerados, puede indicar tendencia negativa que manifiestan ciertos grados de agresividad, tensionalidad constante, angustia y aumento de la tendencia depresiva. Por ello es muy importante cuando tengamos una escritura manuscrita, tener en consideración lo que hemos desarrollado en artículos anteriores, la escritura es un reflejo de nuestra realidad interior.
Estás breves nociones grafológicas, centradas en los dibujos que hacemos distraídamente, nos posibilitan conocernos mejor y así tratar de superarnos cada día. Ese es el objetivo de este artículo que continuaremos desarrollando posteriormente.
Julio G. Díaz Tapia
Profesor de Lenguaje y Comunicación PUCV
Profesor de Grafología y Documentología UST, USM
Perito Judicial Calígrafo y Documental
Ilma. Corte de Apelaciones de Valparaíso, Santiago
San Miguel, Arica, La Serena, Rancagua, Talca