En un momento en el que la vacuna para el COVID-19 resuena por todos los rincones del planeta, una de las primeras pandemias a las que la sociedad médica del siglo XX tuvo que hacer frente y para la que, después de casi 40 años causando estragos en la salud pública, todavía no se ha encontrado vacuna.
Las dos son pandemias, pero muy diferentes desde el punto de vista científico. El VIH tiene gran facilidad de mutación que hasta el momento no se ha detectado en el SARS-CoV-2. La forma de transmitirlas también cambia, COVID-19 se transmite por el aire, de ahí la crisis que ha desencadenado, y el VIH lo hace por vía sexual, sanguínea o perinatal. Además, esta enfermedad podría convertirse en crónica y no llegar a desarrollar una fase terminal, el sida, pero el coronavirus ha demostrado que puede complicarse, volviéndose mortal en menos de una semana.
Aunque las diferencias entre ambas enfermedades son notorias, han sido muchas las personas que han confabulado alrededor de estos hallazgos y que hablan de una teoría de la conspiración por la cual la vacuna contra la enfermedad del VIH estaría tapada por intereses ocultos de las farmacéuticas, como por ejemplo denunciaba el ganador del premio Nobel de Medicina Richard J. Robertsen o ya lo hizo en el 2011 el premio Nobel de Química en 2009, Thomas Steiz, quienes aseguraban que para los laboratorios farmacéuticos es más rentable invertir en tratamientos crónicos que en la solución de los mismos.
Dado que muchos de los investigadores de la vacuna del coronavirus han trabajado previamente en estudios sobre el VIH, se han aplicado las tecnologías de otros proyectos anteriores, y han demostrado que en muchos casos funcionan bien.
Pero por el momento, y por lo que respecta a una vacuna preventiva contra el sida, es algo todavía “muy lejano”.
HAY PROYECTOS
Sin embargo, hay varios proyectos en fase 1 y se están desarrollando toda una nueva generación de vacunas, pues aunque no se haya encontrado todavía la solución a esta enfermedad, “conocemos mejor los talones de Aquiles del sida y se están diseñando vacunas capaces de atacar esas debilidades, que son muy específicas y muy concretas”.
Pero como también destaca el experto en vacunación, algunos de los resultados experimentales son esperanzadores: “La sindemia por Covid-19 está permitiendo una gran inversión en investigación científica. Los frutos de esta apuesta por la ciencia llegarán a corto y a largo plazo”.
Pese a que aún no hay vacuna contra el VIH, la situación de hoy es más favorable para los enfermos que viven esa enfermedad en la actualidad gracias a los fármacos y a los tratamientos antiterrovirales que ayudan a que los pacientes puedan tener una enfermedad crónica controlada y reduzca sus posibilidades de desarrollar sida .

(CONTINUARÁ)