Es difícil analizar un conflicto sin tomar partido por un lado u otro. Si bien la situación en Ucrania-Rusia se mantiene en un precario equilibrio entre la escalada a guerra mundial o el paso a las negociaciones diplomáticas, lo cierto es que las tensiones ya se sienten en el mundo entero. Entre las repercusiones inmediatas, pesa el efecto sobre la logística, tanto por el aumento del valor de los combustibles como por las restricciones del espacio aéreo en la zona militarizada al noreste de Europa. Esto traerá como consecuencia un menor volumen de vuelos disponibles, lo que conlleva que los espacios de carga se harán más escasos y costosos, encareciendo el valor de las mercancías que van desde y hacia Chile y que cruzan Asia y Europa.
El embargo internacional al crudo ruso se ha hecho sentir en los precios de los combustibles en todo el mundo, traspasando el aumento del valor al cliente a través del producto, redundando en una inflación que no tiene respiro. En el caso chileno, la continuidad de políticas gubernamentales pro-bonificaciones –como nuevos retiros de los fondos de pensiones o los bonos IFE– acentuarían aún más la devaluación del dinero en un momento en que el peso chileno mantiene una lucha cuerpo a cuerpo con el dólar y otras divisas.
La luz al final del túnel del encarecimiento de la vida reposaría en la esperanza del milagro de que la selección chilena de fútbol masculino clasificara Copa Mundial de Fútbol de 2022 en Qatar, lo que impulsaría una reactivación del retail con la compra del merchandising y electrónica para ver los partidos… siempre y cuando la cadena logística contenerizada estabilizara su oferta y tarifas de fletes, que llevan más de 12 meses en altos históricos. El cambio de gobierno también supone incertidumbre respecto del transporte terrestre y la relación del gremio de camioneros con la nueva administración, especialmente por las situaciones de tensión interna en la Macrozona Sur y la crisis migratoria de la Macrozona Norte.
De septiembre en adelante, Chile podría sentir alivio económico, con una reactivación soportada por las Fiestas Patrias y el impulso del e-commerce de las ofertas online y la tradicional alza estacionaria del fin de año. Pero por ahora, la cadena logística está tensionada y no somos más que espectadores de un teatro global esperando los resultados de decisiones que se toman muy, muy lejos de acá.
Claudio Paredes
Country Manager, Quick Chile
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