El próximo martes 17 de mayo de 2022- por primera vez en 50 años- el Congreso de los Estados Unidos abrirá al público una Comisión Secreta sobre los Objetos Voladores no Identificados- OVNIS. ( Fenómenos Aéreos No Identificados- UAP en sus siglas en inglés).
La audiencia — que se celebrará a puerta abierta ante el Subcomité de Inteligencia Contraterrorista, Contrainteligencia y Contraproliferación armamentística de la Cámara de Representantes estadounidense — contará con la presencia de dos altos funcionarios del Departamento de Defensa norteamericano. Estos son el Subsecretario de Defensa para Inteligencia y Seguridad, Ronald S. Moultrie y el Subdirector de Inteligencia Naval, Scott W. Bray.

Es un nuevo paso en un proceso en el que los OVNI han pasado de ser un asunto reservado a un grupo minoritario de creyentes a un importante asunto para la defensa nacional para la primera potencia mundial, tanto por el avance tecnológico chino como por la disposición de la comunidad científica internacional, cada vez más abierta a tratar estos fenómenos con una mente abierta dentro del rigor del método científico.
Tanto es así que el Pentágono creó una agencia específica dedicada a su investigación después de un informe gubernamental publicado en junio del año pasado. Su misión es recabar todos los datos posibles de todas las agencias del Estado y otras organizaciones para su análisis. El objetivo final es saber realmente qué o quién es responsable de estos fenómenos. Aquel informe — cuya elaboración comenzó después de las exclusivas del New York Times en el que se mostraron videos sorprendentes tomados desde aviones de combate y detallaron encuentros de aviadores de la marina norteamericana con estos objetos — recogió 144 fenómenos aéreos sin identificar (UAP en sus siglas en inglés). De ellos, los expertos sólo pudieron explicar uno: un globo sonda deshinchado a la deriva. Ninguno de estos objetos, asegura el Pentágono, son proyectos clasificados de los militares estadounidenses.
Aunque la falta de explicación no significa que el resto de incidentes fueran naves espaciales alienígenas o aeronaves espías de potencias enemigas, el informe preocupó enormemente a los legisladores estadounidenses.
Como ha declarado el congresista Adam Schiff — presidente el comité de inteligencia de la Cámara de Representantes — en el anuncio de la comisión abierta, “todavía queda mucho por aprender sobre los fenómenos aéreos no identificados y los riesgos potenciales que pueden suponer para nuestra seguridad nacional”. “Pero una cosa es segura: el pueblo estadounidense merece plena transparencia, y el gobierno federal y la comunidad de inteligencia tienen un papel fundamental que desempeñar en la contextualización y el análisis de los informes de UAP”, afirma Schiff. “El propósito de esta audiencia es dar al público la oportunidad de escuchar directamente a los expertos en la materia y a los líderes de la comunidad de inteligencia sobre uno de los mayores misterios de nuestro tiempo, y romper el ciclo de excesivo secreto y especulación con verdad y transparencia”.
EL MÉTODO CIENTÍFICO
Esta audiencia — en la que interrogarán al Subsecretario de Defensa para Inteligencia y Seguridad Ronald S. Moultrie y al subdirector de Inteligencia Naval Scott W. Bray — y la nueva agencia del Pentágono no son los únicos que están buscando esclarecer estos fenómenos, tanto en la Tierra como en el espacio exterior. Como ya nos ha contado el astrofísico de la Universidad de Harvard Avi Loeb en las páginas de Novaceno, el Proyecto Galileo tiene una misión parecida desde el rigor del método científico. “El Proyecto Galileo evita el error estratégico de dar por supuestas las respuestas de antemano, utilizando telescopios para recoger nueva evidencia científica sobre objetos interestelares anómalos — como `Oumuamua — o Fenómenos Aéreos No Identificados (UAP en sus siglas en inglés), como los mencionados en el informe de la Oficina del Director de Inteligencia Nacional (ODNI) al Congreso [de los Estados Unidos]”, escribe Loeb.
“El objetivo final del Proyecto Galileo es eliminar el término UAP de nuestro léxico, aclarando la naturaleza de todos los objetos que vemos en el cielo”, apunta el científico, que también está dirigiendo una expedición para ir en busca de los restos del primer meteoro interestelar jamás detectado. “El Proyecto es agnóstico en sus resultados. Si todos los objetos anómalos son de origen natural, como pájaros, meteoros y fenómenos atmosféricos, o si son de origen humano, como drones, globos meteorológicos, aviones o satélites, que así sea,” puntualiza Loeb. “No importa lo que el proyecto encuentre, servirá a la sociedad levantando la niebla del desconocimiento y permitiendo que la conversación avance sobre la base de nuevos conocimientos científicos”. Esperemos que el gobierno norteamericano también sea tan riguroso en su planteamiento y que colabore con los científicos civiles en la búsqueda de la naturaleza real de estos objetos. (El Confidencial)