Cerca de 2 millones de evangélicos asistieron a votar en el triunfo del rechazo, aunque en el plebiscito de entrada un amplio sector había aprobado la redacción de un nuevo texto constitucional.
Las propuesta, según la Iglesia Evangélica, no fue del todo favorable para quienes profesamos nuestra fe en Dios ya que se incluyó el tema del aborto, un retroceso en las libertades que hoy gozamos, además de una serie de artículos sumamente ideológicos en materia de educación y el
fin al derecho preferente de los padres a educar a sus hijos.
En marzo, según la declaración, cuando se aprobó incluir el aborto en la nueva carta magna, se
marcó claramente un punto de inflexión en la confianza en la convención, ya que puso al mundo cristiano en la vereda de al frente de la convención, esto sumado con la plurinacionalidad, el debilitamiento del concepto de seguridad y orden público, los derechos sociales con letra chica y el no saber interpretar el sentir de la ciudadanía, acrecentó más el rechazo de
lo que se estaba proponiendo.
“Ahora entramos en un proceso de conversaciones sobre una propuesta constitucional que satisfaga completamente los anhelos de los chilenos, donde no se haga desde las trincheras ideológicas ni extremas sino desde la unidad y el amor. Esperamos ser considerados esta vez, ya que
representamos cerca del 20% de la población chilena y creemos que somos un actor relevante en la sociedad, que tenemos mucho que aportar. Es por esto que solicitaremos al mundo político ser
considerados en las mesas de trabajo que puedan existir, que no se nos excluya como sucedió en la convención. Siempre estaremos abiertos en apoyar los cambios sociales que mejoren la calidad de vida de loschilenos, pero no en desmedro de nuestras libertades, derechos, principios y valores que como iglesia evangélica profesamos. Creemos que es relevante terminar con la sexualización e ideologización de los niños en Chile y que el derecho preferente de los padres a educar a sus
hijos, se siga manteniendo”.
Finalmente, señalan que “agradecemos a Dios porque sin duda lo sucedido fue un milagro que nadie esperaba, ni las mejores encuestas. Agradecemos a los obispos, pastores, lideres y hermanos que fueron consecuentes con la fe que profesamos y que pusimos a Dios y a Chile primero.
Dejan en claro que la votación del mundo evangélico no se debe a una tendencia ni partido político sino a la fe y a los valores que profesamos.