Resulta difícil no conocer el concepto metaverso, se estima que para el año 2030 el mercado alcance un valor de USD 824,53 mil millones. Una muestra del interés que levanta es que Mark Zuckerberg cambió el nombre de su compañía a Meta, otrora Facebook.
Podemos imaginar cómo va a modificar nuestra forma de interactuar en internet, se vislumbra como una nueva herramienta para el comercio, tal como es hoy en día el e-commerce.
Sin embargo, debemos preguntarnos ¿cómo va a afectar a la educación superior?, ¿Es acaso el fin de las universidades?
Para abordar esta conversación debemos considerar que las instituciones de educación superior no solo son el lugar donde se brinda el conocimiento, sino más bien donde se crea, modifica, mejora y finalmente se divulga. Las universidades buscan formar profesionales para el mundo y para la sociedad del futuro.
Otro aspecto a considerar es el avance del uso de la tecnología, la pandemia del covid-19 nos ha empujado a relacionarnos con la universidad de una manera diferente, realizando clases de forma remota. Si bien esto ya es posible, gracias al metaverso, ya no solo vamos a estar presente como audiencia, sino que vamos a estar inmersos en el entorno y vamos a tener la posibilidad de interactuar con la clase tal como si estuviéramos físicamente en ella.
El metaverso permitirá a nuestros estudiantes interactuar con diferentes experiencias que hoy resultan complejas, peligrosas y/o costosas de realizar. Abordemos el caso del área de medicina donde será posible recrear escenarios como el de un hospital o una sala de urgencias. Imaginemos a los estudiantes de ingeniería visitando una mina, sin ponerlos en riesgo, permitir simular las acciones y proyectar decisiones.
Entendiendo lo anterior debemos ser conscientes que el metaverso cambiará la manera en que interactuamos, esto será un cambio realmente positivo.
El metaverso debe ser visto como una herramienta que permitirá potenciar la formación de los futuros profesionales, permitiéndoles tener un contacto directo con el entorno y el mundo laboral.
Mario Ortiz Bonilla
Ingeniero Civil en Comp. e informática, académico UCEN