Todas las señales provenientes de los diversos ámbitos de la sociedad nos indican que 2023 será un año difícil, con dificultades económicas, que nos advierten que deberemos apretarnos el cinturón para paliar nuestras necesidades básicas y ello afectará principalmente a aquellos sectores que más necesitan.
Pero lo que se vislumbra Chile ya lo ha experimentado… y en varias oportunidades…
Recordemos algunas de ellas.
Chile fue una de las naciones más afectadas por la Gran Depresión de 1929. El derrumbe de la economía tuvo serias implicancias sociales expresadas en protestas contra el gobierno de Carlos Ibáñez, lo que llevó a su vez a una grave crisis política.
Años más tarde, otra gran crisis afectaba a nuestro país: La crisis de 1982. El 14 de junio de 1982 se precipitó en Chile una debacle que se convertiría en una crisis gemela, cambiaria y bancaria. Incubada debido a la fijación del tipo de cambio en $39 durante junio de 1979, abarató artificialmente los bienes importados y el endeudamiento externo, produciendo una fiesta del consumo y una trayectoria de crecimiento de la deuda externa insostenible. Fue la antesala
del terremoto económico- financiero de enero de 1983, el más grande desde la gran depresión de 1929.
¿Y qué pasó en el año 2008? Fue el inicio de la gran crisis económica de este siglo, que se originó en Estados Unidos, pero tuvo un alcance mundial. La crisis comenzó a desatarse el año 2007 debido, principalmente, al alza progresiva de las tasas de interés por parte de la Federal Reserve (equivalente al banco Central de Chile), así como la baja en el valor de las viviendas adquiridas.
Llegamos al año 2020.Chile enfrenta una de las peores crisis económicas de su historia y la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) estima que el PIB del país se contraerá un 6%. La caída del producto debido a la crisis social que se inició en el último trimestre de 2019 continuó con el debilitamiento de la actividad económica en los primeros meses de 2020. El cierre de fronteras, prolongadas cuarentenas y la suspensión de ciertas actividades económicas para controlar el avance de la enfermedad por coronavirus (COVID-19) se tradujo en la caída de la demanda interna, un menor nivel de producción y el aumento del desempleo.
¿Qué se espera para el 2023? La Cepal profundiza su contracción, previendo que la economía chilena caerá 1,1% el año que se inicia, presionada por la baja del consumo privado y de la inversión. La capacidad de crecimiento de la economía chilena se reduce a 2,1% para el periodo 2023-2032. El Banco Central revisó a la baja el Producto Interno Bruto (PIB) tendencial y elevó al alza la Tasa de Política Monetaria Neutral a un 3,75%.
Un panorama no muy alentador ante lo cual el Gobierno está estudiando diversas medidas para hacer frente a las vicisitudes que la población enfrentará en los proximos meses.
Ante la recesión económica que se avecina, el desempleo será uno de los grandes desafíos. Se deberá generar un entendimiento entre las expectativas de los trabajadores y de los oferentes de empleos. Necesariamente la gente deberá reducir los gastos porque cuando la economía entra en recesión afecta los bolsillos de todos.
Las personas por miedo empiezan a acumular dinero debajo del colchón. El guardar el dinero como método de protección no es una defensa sino resulta en pérdida de dinero. Actualmente, alrededor de un tercio de la población activa tiene un trabajo informal, lo que limita su acceso a las prestaciones de protección social.
Finalmente, debemos actuar con responsabilidad en todos los aspectos, sobre todo en el ámbito laboral, cuidar nuestros empleos que son nuestra principal fuente de ingresos para mantener y proyectar nuestra familia.

Osvaldo D. Díaz Tapia
Periodista
Director de “Arica Hoy”