Investigan propiedades eléctricas de las neuronas y la importancia de este impulso para múltiples funciones del organismo, entre ellas, el movimiento muscular.
Mediante el estudio de jibias, calamar que habita en nuestras costas, científicos chilenos, investigan las propiedades eléctricas de las neuronas y la importancia de este impulso para múltiples funciones del organismo, entre ellas, el movimiento muscular.
Este trabajo está siendo desarrollado en la zona de Montemar, comuna de Concón (Valparaíso), por especialistas del Centro Interdisciplinario de la Neurociencia, CINV, con apoyo del científico chileno radicado en Estados Unidos, Dr. Miguel Holmgren.
“La electricidad es generadora de vida. Esta cualidad es tan vital en el organismo de los seres vivos, que cuando existen fallas en la transmisión eléctrica, es posible que ocurran algunos tipos de epilepsia, parálisis musculares y migraña” señaló el especialista.
Por esta razón, el científico explica que conocer los mecanismos de la bioelectricidad y especies como la jibia, puede contribuir al mejor entendimiento de patologías como éstas, y su manejo terapéutico.
La exploración de este calamar gigante constituye un hito en la biofísica de Chile y el mundo. Esto, debido a que el animal, junto con estar “lleno de electricidad”, posee los axones más grandes de la naturaleza -de 1 mm aproximadamente-, los que pueden ser percibidos por el ojo humano.
“Generada la señal eléctrica, las neuronas tienen la propiedad de poder conducirla a través de sus prolongaciones llamadas axones las que, de un modo de gráfico, serían los cables del circuito eléctrico”, comenta el Dr. Holmgren, quien además es Presidente de la Sociedad de Biofísicos Latinoamericanos –SOBLA-.
Respecto a cómo sucede este proceso, los expertos determinaron que se debe a la permeabilidad de la membrana celular, la cual contiene unas proteínas que permiten el flujo constante de cargas eléctricas, desde el interior y hacia el exterior de la célula.
Dicha característica, captó el interés de diversos investigadores tanto en Europa con en los EE.UU y fueron estos axones los que permitieron dilucidar cómo se transmite el impulso nervioso, estudios que le dieron el Premio Nobel a dos ingleses, Alan Hodgkin y Andrew Huxley en Medicina y Fisiología el año 1962 .
ELECTRICIDAD. MOTOR DE VIDA
Respecto al poder de la electricidad, el biofísico explica que cada célula del cuerpo es una especie de batería eléctrica de aproximadamente 0.1 voltios y cuyo polo negativo se ubica a l interior de la célula. Gracias a esto, se generan una serie de eventos, desde la ocurrencia de una idea, hasta el movimiento. “Además, la mayoría de las células usan la electricidad para alimentarse y descartar toxinas, entre otras funciones. Asimismo, las plantas también utilizan electricidad para poder sobrevivir”.
El laboratorio de Montemar, faro de la ciencia y del estudio sobre bioelectricidad en Chile, lleva más de cincuenta años dedicado a la exploración de la jibia y sus mecanismos eléctricos.
Camino a Concón, y situado al frente de la Facultad de Ciencias del Mar, de la U. de Valparaíso, este espacio –de la U. de Chile- , fue fundado en los años 60’ por Mario Luxoro, primer biofísico chileno y Premio Nacional de Ciencias. Atraídos por la novedad de este calamar, hasta allí arribaron científicos chilenos, como el Dr. Francisco Benzanilla y Dr. Ramón Latorre, ambos, miembros de la Academia de Ciencias de EE.UU y este último Premio Nacional en Ciencias Naturales. También estuvo la Dra. Cecilia Hidalgo también Premio Nacional en Ciencias Naturales, y numerosos especialistas del extranjero, especialmente, de la Universidad de California.
Al comienzo, eran diez investigadores quienes trabajaban fundamentalmente en la época de verano, temporada en que la jibia aparecía en las costas. No obstante, una década más tarde la afluencia de esta especia marina comenzó a disminuir y también, los recursos destinados a la investigación en este laboratorio. Por esta razón, Montemar inició una época de baja, hasta que la actividad quedó prácticamente detenida.
Pero años más tarde, revivió. Miguel Holmgren, quien trabajaba en Estados Unidos, recuerda este nuevo impulso:
“Yo viene a Chile el 2006 y ahí me enteré que en los mercados había jibia. Entonces llamé a Francisco Benzanilla, que también estaba en EE.UU, y le propuse que fuéramos a indagar qué pasaba. Así que volvimos juntos el 2008 y con la ayuda del Centro Interdisciplinario de Neurociencia de Valparaíso, CINV y de su Director Ramón Latorre quien también es parte de esta aventura, nos fue tan bien, que hasta el día de hoy continuamos investigando en este lugar. Dos veces al año nos quedamos una temporada y aquí realizamos diversos experimentos, imposibles de efectuar en otro lugar. Realmente, podemos decir que Montemar ha vuelto a la vida”.
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