Dos veces al año la discusión sobre la conveniencia de cambiar el horario en Chile parece abanderarse entre quienes prefieren que oscurezca más tarde y aquellos cuya preferencia está en despertarse con luz de día. Sin embargo, para los especialistas, esta situación no es inocua especialmente en los grupos que se ven más afectados por los cambios como los niños, niñas y adolescentes y las personas mayores.
La neuróloga infantil, Paola León, explica que los cambios de horario tienen un impacto en los niños, niñas y adolescentes. “Dentro del cerebro tenemos un reloj biológico que es el núcleo supraquiasmático del cerebro y ese reloj biológico está diseñado para que nos venga el sueño cuando el sol se apaga, o sea, cuando la luz baja, y despertemos cuando el sol se prende, vale decir con luz. Y eso es súper importante porque determina que cuando hay cambios de horario los niños, niñas y adolescentes necesitan algunos días previos para acostumbrarse a este cambio”. Esto, explica la doctora, les permitirá adaptarse de mejor manera y evitar problemas de irritabilidad y de dificultades al concentrarse en el colegio.
La doctora León agrega que “cuando tenemos este horario en que tenemos que levantarnos cuando no hay luz, el cerebro todavía está pensando en que estamos en horario de sueño, de dormir; entonces muchos de los niños, sobre todo los más pequeños, cuando los despiertan siguen durmiendo. Eso los pone irritables, afecta el ánimo y afectan las funciones ejecutivas como la memoria, la atención y también afecta en el área que es social como los juegos, donde están más desanimados o no interaccionan con sus compañeros”.
En este sentido, la especialista destaca que “el mejor horario siempre va a ser en el cual nosotros nos despertemos cuando esté de día. Cuando un niño no está atento, no focaliza o no puede terminar una tarea en el tiempo adecuado porque está con sueño; por supuesto que el aprendizaje se ve muy mermado”.
Sin embargo, agrega, también hay que tener otras consideraciones como lo que ocurre en las regiones extremas, como Magallanes, donde por su posición geográfica en esta época tienen muy pocas horas de luz, por lo que mantienen el horario de verano. La doctora León explica que “ellos efectivamente sí necesitan aprovechar las pocas horas de luz que tienen, porque al exponerse menos al sol tienen un déficit crónico de vitamina D, lo cual también afecta al sueño”.
PREPARAR EL CAMBIO
La neuróloga infantil destaca que los niños más pequeños se pueden demorar hasta una semana en acostumbrarse al nuevo horario, mientras que los más grandes y los adolescentes pueden pasar dos o tres días que también les cueste adaptarse.
Es por esto, dice la doctora León, que lo que se recomienda es una semana antes del cambio ir acostando a los niños un poco más temprano, de manera que en la mañana no estén irritables o con problemas de concentración.
En este sentido, la neuróloga destaca que tanto en niños como adolescentes se debe mantener una adecuada higiene del sueño, en especial por el mal uso que se hacen de las pantallas. “Hay que mantener una buena higiene del sueño, una adecuada alimentación, hacer deporte y evitar el uso de pantallas de noche, especialmente los adolescentes”.
RIESGOS DE ALTERAR LOS CICLOS CIRCADIANOS
Más allá de los procesos de adaptación que tienen los cambios de horario, la doctora León destaca las implicancias de alterar los ciclos circadianos. “Hay genes reloj que van a controlar los ritmos biológicos, que son los ritmos circadianos, que tienen que ver con las hormonas y de los ciclos de sueño-vigilia y con el metabolismo en general. Cuando se altera este horario, los niños pueden tener problemas en el crecimiento, pueden ganar peso y se puede alterar la parte conductual”.
La doctora León explica que las alteraciones de conducta no se refieren únicamente a irritabilidad, sino que también al estrés crónico que puede derivar en problemas de ansiedad y depresión. “Todos los expertos mundiales concuerdan que tenemos que dormirnos cuando el sol se apaga y despertarnos cuando el sol se prende; por lo tanto, este horario de invierno en este momento es el que más nos convendría desde el punto de vista de la fisiología del sueño”, subraya.