Durante años en este mismo medio “Arica Hoy” hemos compartido diversas temáticas donde la grafología ha sido el eje central. En esta ocasión, el dibujo de nuestros niños y adolescentes será el eje de nuestra reflexión. El dibujo también es parte importante de la paidografología, rama de la grafología científica que tiene como finalidad el estudio, evaluación e interpretación del garabato y dibujo en los niños. Permiten conocer el nivel psicomotor, destrezas y habilidades para así orientar a los menores en sus temores, inseguridades y abusos.
Muchas veces el dibujo ha sido criticado y olvidado como herramienta diagnóstica y terapeútica. Para los niños dibujar es hablar, es “manifestar” lo que sienten y piensan. Nos transmiten sus miedos, sus preocupaciones, sus gustos, sus alegrías, sus ansiedades y sus anhelos más personales. Permiten comprender qué imagen tienen de sí mismos, cómo es su personalidad, cómo ha sido su relación con su familia y su entorno de amigos.
Los dibujos son un reflejo simbólico de una realidad interior que, día a día, evoluciona junto al desarrollo sicofísico de cada niño. Por ello, debemos prestar mucha atención a cada dibujo infantil. Por ejemplo, dibujar un árbol habla del concepto que se tiene de sí mismo. El dibujo de la familia y el de una casa habla de las relaciones familiares y de cómo se siente frente al resto de la familia. También, si el dibujo es libre, los niños expresan los momentos más importantes de sus vidas, sus preocupaciones y sus inquietudes. Debemos prestar atención a los dibujos repetitivos en el tiempo, pues nos estará indicando una situación que le afecta negativamente, pues el dibujo repetitivo en días diferentes es un intento inconsciente de resolver el conflicto, de superar esa angustia.
En los dibujos encontraremos trazos diversos, tipos de trazos, frágiles, finos, desperfilados o muy intensos que algunas veces dejan marcado el reverso del papel, eso nos refiere a un carácter fuerte, persistente, decidido. Los detalles nos refieren a una inteligencia más desarrollada.
Es aconsejable dejar que los niños manifiesten sus realidades, déjelos dibujar, que tengan un block de dibujos, lápices de colores, preguntarles qué representa el dibujo, a quién se lo dedican, si se sienten felices dibujando. El ideal es incentivarlos porque todo ello aumentará su autoestima y su valoración personal, lo cual será muy importante para su mundo en crecimiento porque los adultos se interesan en su realidad personal, aspecto que redundará en que se incrementará la comunicación familiar, factor determinante en los tiempos actuales donde el guardarse los problemas y las angustias es recurrente en la infancia y la adolescencia. En definitiva, saber mirar los dibujos, saber preguntar, saber tender puentes comunicativos es la clave que nos podría ayudar a orientar a nuestros hijos, nietos, sobrinos, conocidos.
Algunos conceptos que nos pueden ayudar en esta misión. Los trazos largos y continuos indican buen control sicomotriz y buen estado emocional; un trazo rápido revela un comportamiento impulsivo y las líneas que se quiebran muestran inseguridad. Cuando se presentan ángulos realizados con velocidad pueden expresar tensión y agresividad. La presión fuerte que se siente en el reverso indica energía y mucha fuerza interior. El trazo débil es sinónimo de cansancio, temor, inseguridad y, en los adolescentes, posible depresión. El tamaño de los dibujos debe ser proporcional a la hoja. Las figuras pequeñas indican timidez, sentirse inferiores, retraimiento. Las figuras grandes reflejan autoestima alta, centro de atención, posibles desubicaciones conductuales producto de la autovaloración muy alta. Por ejemplo, un dibujo con una figura muy grande y las otras pequeñas indicaría que esa persona es muy importante o también puede significar distancia o temor; por ello la conversación y observar otros detalles del dibujo es muy significativo considerando la personalidad y la edad a quien le estamos prestando atención.
Finalmente, un dibujo cargado hacia el sector izquierdo de quien dibuja revela comportamiento reservado, su familia es muy importante, miedo ante el futuro; en cambio, si está más cargado a la derecha, implica audacia, extroversión, ansias de independencia, autosuficiencia.
En consecuencia, observar los dibujos de la infancia y de la adolescencia es un camino de comunicación que permitirá a la familia ser una instancia orientadora en este convulsionado mundo educacional. Esa es la misión de este artículo de reflexión, así como los anteriores que he compartido con los lectores de este prestigioso medio de comunicación…han tratado de ser un breve aporte a las familias, en especial, y al lector en general.
Julio G. Díaz Tapia
Profesor de Lenguaje y Comunicación PUCV
Profesor de Grafología y Documentología UST, USM
Perito Judicial Calígrafo y Documental Ilma. Corte
de Apelaciones de Valparaíso, Santiago, San Miguel,
Arica, La Serena, Rancagua, Talca
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