En medio de este contexto de adversidad y dolor por los incendios en la región de Valparaíso, Chile enfrenta la triste noticia del fallecimiento de su ex Presidente Sebastián Piñera, una figura que, a lo largo de su vida pública, navegó en un entramado de sombras y luces.
Piñera, quien fue electo democráticamente en dos ocasiones para liderar el destino del país, se encontró en el epicentro de un estallido social sin precedentes. En esos momentos de intensa turbulencia, donde el caos parecía imponerse, Piñera tomó una decisión crucial: optar firmemente por la democracia. Impulsó un proceso constituyente, un paso que contribuyó a calmar las aguas de la discordia, frenando la violencia, mitigando la destrucción y preservando vidas.
Hoy, recordamos a un político y un hombre de negocios que dedicó una parte importante de su vida al servicio público. Su partida invita a una reflexión profunda sobre su contribución a la historia de Chile, una evaluación que, con justicia, deberá ser equilibrada, reconociendo tanto sus aciertos como sus errores.
Entre los hitos más emblemáticos de su administración, destaca el rescate de los 33 mineros atrapados bajo la tierra el año 2010. En un momento donde la esperanza parecía desvanecerse, la determinación de Piñera fue fundamental para coordinar una operación de rescate que se grabaría en la memoria colectiva del país y del mundo. Este acto no solo reflejó su tenacidad y liderazgo, sino que también simbolizó un rayo de esperanza en medio de la adversidad, recordándonos la capacidad de superación y unidad frente a las pruebas más difíciles. Lección que nos ha de servir para levantarnos de la tragedia producida por los incendios forestales.
En este momento de duelo, Chile cierra un capítulo importante de su historia reciente. La figura de Sebastián Piñera, con todas sus complejidades, deja un legado que será analizado y debatido en los años venideros. La historia será la encargada de ponderar su figura.
Dr. Jorge Astudillo Muñoz
Docente e investigador Fac. de Derecho UNAB