Cada septiembre, Chile se viste de gala para celebrar sus Fiestas Patrias, una época en la que el país entero se llena de colores, música y, sobre todo, de un espíritu festivo que une a familias y comunidades. Sin embargo, tras la alegría de las ramadas y fondas, se encuentra un mundo vibrante de emprendimiento que no solo enriquece la celebración, sino que también impulsa la economía local.
Durante esta semana de celebraciones, muchos emprendedores chilenos se convierten en los verdaderos protagonistas. Desde la venta de empanadas y anticuchos hasta la producción de artesanías y juegos típicos, estos valientes han encontrado en las fiestas una oportunidad única para mostrar su creatividad y esfuerzo. Las fondas y ramadas, que en su esencia son espacios de encuentro y diversión, se transforman en plataformas para que pequeños negocios florezcan y se den a conocer.
El trabajo comienza mucho antes del 18 de septiembre. Los emprendedores se preparan durante meses, planificando menús, organizando sus stands, y asegurándose de que cada detalle esté listo para recibir a los visitantes. La logística es clave: desde la compra de insumos hasta la contratación de personal temporal, cada paso es fundamental para garantizar una experiencia inolvidable para los asistentes.
Lo fascinante de estas festividades es cómo logran reunir a emprendedores de diversas áreas. No solo los que se dedican a la gastronomía se benefician; también hay espacio para artistas locales, diseñadores de ropa típica, y productores de bebidas tradicionales como el mote con huesillo, terremoto y el vino pipeño. Así, las fondas se convierten en un microcosmos que refleja la diversidad y riqueza cultural de nuestro país.
Además, el impacto de las Fiestas Patrias va más allá de lo económico. Estas celebraciones son una oportunidad para que los emprendedores conecten con su comunidad, compartan su pasión y fortalezcan lazos. Las ramadas se convierten en espacios de intercambio y aprendizaje, donde los visitantes no solo disfrutan de la comida y la música, sino que también conocen las historias detrás de cada emprendimiento.
Sin embargo, no todo es fácil. La competencia es feroz y la presión de ofrecer lo mejor puede ser abrumadora. Muchos emprendedores trabajan largas horas, desde el amanecer hasta la madrugada, para asegurarse de que sus productos sean los más buscados. A pesar de los desafíos, la satisfacción de ver a la gente disfrutar de su trabajo es un aliciente que muchos valoran por encima de todo. Donde eso sí ha faltado, es vender esta festividad en el extranjero, creo que como país y marca país esto está al debe.
Es fundamental apoyar a nuestros emprendedores locales. Cada vez que elegimos comprar en una fonda o ramada, estamos no solo disfrutando de una rica tradición, sino también contribuyendo al crecimiento de nuestra economía local. Las Fiestas Patrias son una celebración de nuestra identidad, y al mismo tiempo, una oportunidad para fortalecer el espíritu emprendedor que caracteriza a los chilenos.
Felipe Oelckers Aljaro
Director de Ingeniería Comercial UNAB
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