Luego de que un reciente estudio de la Universidad de Los Andes develara que la mayoría de los chilenos bota a la basura los medicamentos una vez vencidos, se generaron voces de alarma sobre su impacto ambiental y los riesgos para la salud pública.
En Chile existe una serie de normativas que regula el manejo de residuos peligrosos, donde se incluye a los medicamentos vencidos y los desechos farmacéuticos generados por hospitales, farmacias y la industria farmacéutica. Sin embargo, existen vacíos, como la gestión de los desechos farmacéuticos domiciliarios, que queda bajo la responsabilidad del usuario y que, muchas veces, no tiene la información suficiente y adecuada para realizar un manejo adecuado.
Los desechos farmacéuticos de centros hospitalarios siguen un proceso de tratamiento y eliminación, como la incineración a altas temperaturas que garantiza la completa desactivación de los principios activos de los medicamentos o la aplicación de procesos fisicoquímicos para descomponer los medicamentos de manera segura y minimizar el impacto ambiental. Sin embargo, a nivel domiciliario, actualmente, el Instituto de Salud Pública (ISP) recomienda tirarlos por el inodoro, lo que no evita la alteración del ecosistema, o ponerlos en una botella con cemento, que implica un esfuerzo mayor para la persona.
La clave, a mi juicio, está en implementar más Puntos de Recolección Autorizados de Medicamentos Vencidos. En el mismo estudio, un 58% de los consultados señaló que sí estaría dispuesto a disponer los medicamentos en un centro de reciclaje especial, pero para eso hay que facilitar el acceso. Si bien hoy existe una cadena de farmacias que recibe blíster y medicamentos vencidos, esta iniciativa se debería ampliar tanto en Santiago como en regiones. Por ejemplo, poner puntos de reciclaje en los mismos CESFAM sería un gran aporte para ayudar en la adopción de esta práctica que, finalmente, es un cambio cultural profundo por parte de nuestra sociedad.
Así como hay eventos para deshacerse del residuo electrónico, también las autoridades locales deberían organizar eventos de recolección de medicamentos, dando la opción a su población para deshacerse de medicamentos no utilizados o vencidos de manera segura.
Sin duda, esto requiere un compromiso continuo con la educación y la concientización de todos los actores del ecosistema de salud. Esto significa el desarrollo de campañas informativas y programas de capacitación, con el objetivo de informar al público y a los profesionales de la salud sobre sobre la correcta disposición de los desechos farmacéuticos.
Pamela Schwerter
Gerente General de Grupo Ahona
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