El mercado de transporte marítimo de graneles enfrenta un panorama marcado por cambios normativos, resiliencia en la demanda de commodities y transformaciones en las relaciones comerciales internacionales. Estos factores se combinan para delinear un escenario dinámico en 2025, con implicaciones significativas para las tarifas de flete y la distribución global del comercio, apuntan desde Drewry.
Para empezar, la implementación de regulaciones ambientales globales, como la normativa FuelEU Maritime y las disposiciones de la EU ETS, influirá directamente en la oferta de buques. Estas normativas promueven la reducción de la velocidad de las naves y la preferencia por unidades más modernas, limitando así la expansión de la capacidad disponible. Este enfoque, junto con la modesta cantidad de nuevas entregas programadas, contribuye a la fragmentación del mercado de fletes y al aumento de los costos asociados.
Demanda resiliente 
A pesar de un crecimiento moderado en el PIB global, la demanda de transporte marítimo se mantendrá robusta gracias al comercio de carbón y granos. En China, las abundantes importaciones de carbón térmico, granos y bauxita contrarrestarán la débil demanda interna de acero, mientras que un aumento en las exportaciones de productos siderúrgicos aliviará parcialmente el mercado marítimo. Paralelamente, en India y el sudeste asiático, las importaciones de carbón seguirán siendo significativas, mientras que en la Unión Europea, el movimiento hacia fuentes de energía más limpias reducirá su dependencia del carbón.
El comercio de granos también será un motor clave, con exportaciones significativas provenientes de Rusia, Australia y Brasil. En particular, las nuevas importaciones de sorgo brasileño por parte de China diversificarán los flujos comerciales, impactando además la dinámica del comercio de carbón de coque.
Relaciones comerciales y tensiones geopolíticas
El inicio del mandato de Donald Trump en 2025 añade incertidumbre a las relaciones comerciales de Estados Unidos, especialmente con China. La posible reintroducción de aranceles podría influir en el comercio de productos agrícolas, como la soja, y alterar temporalmente los flujos comerciales. De manera similar, los nuevos aranceles impuestos a Canadá y México podrían aumentar los costos de importación en Estados Unidos, aunque no se esperan cambios drásticos en los volúmenes comerciales debido a la dependencia estructural de ciertos productos.
La desviación de buques por el Cabo de Buena Esperanza, en lugar de los tránsitos por el Canal de Suez, continuaría siendo una tendencia en 2025, prolongando los itinerarios y reduciendo la flexibilidad en la oferta de transporte. Esto, junto con las limitaciones impuestas por la normativa medioambiental, apoyará un aumento en las tarifas de flete.
(Mundo Marítimo)