Han pasado varios días desde aquel emblemático “12F” o “La Salida”, día en que el pueblo venezolano alzó la voz y salió a las calles para manifestarse contra el manejo político, económico y social del actual mandatario Nicolás Maduro.
Las movilizaciones, que fueron convocadas por los líderes opositores María Corina Machado y Leopoldo López, contaron inmediatamente con el apoyo de miles de estudiantes y ciudadanos clamando por justicia, equidad y muy especialmente paz.
Y es que los hechos en Venezuela no pueden ser indiferentes para nadie, toda vez que las cifras son crudas y reflejan el desconcierto, inseguridad, inestabilidad y violencia que ha subyugado a diversos sectores opositores al heredero de Hugo Chávez.
En concreto, y remontándonos al año 2013, el país alcanzó una inflación histórica del 50%. Este hecho, entre otros, gatillaron las primeras movilizaciones que en total se calcula fueron alrededor de 4.000 sólo en un año.
Otras cifras preocupantes nos hablan de una escasez alimenticia que alcanzó el 26% sumado a la ausencia de papel periódico, cuestión que gatilló que trabajadores de medios de comunicación independientes o que no están bajo el alero de Maduro salieran también a las calles para demandar apoyo en pos de la libertad de informar.
Sobre este último punto cabe mencionar las recientes amenazas de Maduro hacia diversos medios de comunicación donde quizás el caso de CNN Internacional es el más emblemático toda vez que arriesgan la expulsión del país por el sólo hecho de informar, con objetividad, los acontecimientos que Maduro no quiere salgan al mundo. Una estrategia propia de un dictador, pero donde las tecnologías de la información han democratizado no sólo los contenidos sino también aquello que conocemos como libertad en su máxima expresión.
Pero tal vez son las acciones de violencia las que más han llamado la atención del mundo, toda vez que durante el 2013 el Observatorio Venezolano de Violencia registró 79 muertes por cada 100 mil habitantes, es decir, casi 25 mil venezolanos muertos en tan sólo un año.
Lo anterior se ve refrendado en el duro actuar, tanto policial como militar, en contra de los manifestantes el que ha sido avalado por Nicolás Maduro como una forma de “impedir la intervención exterior y restaurar el orden”. Algo casi vergonzoso considerando que la actual situación del país no data sólo de hace algunos días u obedece a un capricho ciudadano en contra suya o sus partidarios.
Los hechos son elocuentes y las cifras no mienten. Venezuela está viviendo un clima que va más allá de la inestabilidad y que vulnera bajo toda forma y fondo los Derechos Humanos de millones de personas.
Dicho esto el presidente Nicolás Maduro no le hace honor a su apellido, sino más bien se une a la historia más oscura de tiranía y dictaduras latinoamericanas. Claro, es cierto que ha recibido muestras escuetas de respaldo, pero basta con mirar la procedencia de éstos para saber que la comunidad internacional no está errada en su llamado a la paz y a reestablecer el orden social.
La fecha del 12 de febrero no es algo antojadizo sino que tiene su historia. Aquel día coincide con la conmemoración de la Batalla de La Victoria (o día de la Juventud) del 12 de febrero de 1814 de la guerra de independencia de Venezuela, en la cual las fuerzas independentistas, ante la escasez de tropas, armaron a unos mil estudiantes. Doscientos años han pasado y son los jóvenes, ciudadanos y el mundo en general quienes nuevamente confrontan a líder inmaduro, a un tirano y dictador para reclamar aquello que les corresponde por derecho propio desde su nacimiento. Hoy Venezuela y toda su gente se ponen en pie para recuperar su derecho a vivir en paz.
Rodrigo Durán Guzmán
Magíster © en Comunicación Internacional