La enfermedad puede afectar hasta un 67% de personas hospitalizadas en Unidades de Cuidados Intensivos (UCI), y ocasionar el fallecimiento de un 22% de las mismas.
La alta concentración de una proteína en la sangre se está consolidando como una prometedora herramienta de diagnóstico para la falla renal aguda, enfermedad grave caracterizada por la abrupta reducción funcional de los riñones en un plazo menor a 48 horas.
El marcador, investigado por el Dr. Luis Michea, del Instituto Milenio de Inmunología e Inmunoterapia, IMII, ha sido analizado en estudios con pacientes y modelos experimentales, dando nuevas luces para el manejo de este mal que puede afectar hasta un 67% de las personas hospitalizadas en una Unidad de Cuidados Intensivos (UCI), ocasionando el fallecimiento de un 22% de las mismas.
“Esta condición afecta a personas de distintas edades, especialmente a pacientes graves hospitalizados, y es de alta mortalidad en Chile, el doble que un infarto al miocardio”, detalla el médico y académico de la Universidad de Chile. Además, explica que el gran problema existente hasta la fecha, es la dificultad y lentitud de su detección, la que ocurre generalmente luego de 48 o 72 horas desde el inicio del cuadro, usando las técnicas disponibles en la práctica clínica. Asimismo, señala que esto se suma a la ausencia de medidas específicas de tratamiento debido, entre otras causas, “a la imposibilidad de realizar diagnósticos precoces de falla renal aguda, que permitan desarrollar estudios clínicos de potenciales terapias en las etapas iniciales de la enfermedad, previo al desarrollo de daño irreversible”.
Sin embargo, el Dr. Michea detalla que en el estudio realizado “se está demostrando que la proteína identificada permite diagnosticar precozmente esta falla”.
PROTEÍNA CLAVE
El proyecto se está llevando a cabo en el Hospital Clínico de la Universidad de Chile, y forman el equipo de investigación el Dr. Luis Toro (estudiante de Doctorado en Ciencias Médicas y médico internista), Dr. Carlos Romero (médico jefe de la UCI del hospital), Dra. María Eugenia Pinto (médico jefe del Laboratorio Clínico del hospital) y Magdalena González (coinvestigadora del Laboratorio de Fisiología Integrativa). El trabajo se realiza con un grupo de pacientes de la UCI que presenta sepsis o septicemia – caracterizada por la presencia y crecimiento de gérmenes en un tejido, que causan una infección grave, con daños en distintos órganos y riesgo de muerte del paciente -. Hasta el momento, más de cuarenta personas han sido estudiados, y se espera que, en el corto plazo, el estudio abarque a setenta.
“Tomamos muestras de sangre a pacientes que ingresan a la UCI, sin saber si existe falla renal y hacemos un seguimiento, midiendo la presencia de la proteína FGF23 (Fibroblast Growth Factor 23), la que según detectamos, sube muy rápidamente, a las pocas horas de que cae la función renal. Este incremento es más precoz y de mayor magnitud que los marcadores de falla renal usados en la actualidad, como la creatinina” , comenta.
La eficacia de este estudio clínico se complementa con investigaciones en laboratorio, utilizando células y animales de experimentación. En este último caso, los científicos han observado que cuando se induce la falla renal, el marcador sube en el transcurso de una hora, triplicando su nivel en la sangre e incluso, llegando a una concentración setenta veces sobre los rangos normales a las cuatro horas.
“Por otro lado, hemos visto que mientras más se incrementa la proteína, la falla renal es más severa. Por lo tanto, podemos señalar que existe una relación directa entre el nivel de aumento de la molécula y la gravedad de la enfermedad”, enfatiza el Dr. Michea.
A juicio del médico investigador, este último punto es muy importante, ya que además permite predecir cuál será el pronóstico del paciente, para iniciar estudios y terapias más agresivas en los afectados. “Vamos a poder conocer más la enfermedad y aquello que sucede durante los tres primeros días”, señala.
DISEÑO DE TRATAMIENTO
Los próximos pasos de los investigadores se enfocan en conocer por qué la proteína eleva su nivel ante esta falla aguda, y determinar si ésta, además de funcionar como marcador, juega un rol en el desarrollo de la enfermedad y los daños en el organismo.
Por otro lado, las aspiraciones apuntan a que en el mediano o largo plazo se pueda trabajar en el diseño de estrategias terapéuticas más efectivas. Aun así, el Dr. Michea señala que ante la detección temprana de la falla renal aguda, una alternativa posible para tratar al paciente, sería la indicación de diálisis en etapas precoces de la enfermedad.
Respecto del aporte a la salud mundial, los científicos están optimistas, ya que estiman se podría revertir el duro pronóstico de estos pacientes. Esto, considerando que un 25% de aquellos que sobreviven al episodio, desarrollan enfermedad renal crónica (ERC) al año, y un 8,6% presenta ERC terminal con requerimientos de terapia de reemplazo renal, que incluyen diálisis o trasplante renal.
Esta visión de frenar la patología, también se suma a los esfuerzos conjuntos en todo el mundo, como por ejemplo, la iniciativa liderada por la ISN (International Society of Nephrology) que busca desarrollar estudios sobre falla renal aguda en diversos países, para generar herramientas que permitan prevenir, y mejorar el diagnóstico y tratamiento de esta condición.
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