Exponía tiempo atrás, en esta misma columna de opinión, que la proyección visionaria de la ciencia grafológica en los múltiples planos de la vida cotidiana posibilita distintas perspectivas del quehacer humano, cimentadas en distintas maneras de enfocar las insospechadas variables que nos presenta la vida. En ese sentido, es importante enfatizar proyectivamente algunas constantes vertidas en esa exposición.
En primer término, el estudio de la escritura debe considerar diversos parámetros trascendentes tales como la evolución gráfica inherente al paso del tiempo así como el acto escritural en sí mismo y, finalmente, la motivación afectiva del contexto situacional. Todas estas instancias se reflejan, inexorablemente, en la escritura. Es allí, en los trazos, en los rasgos gráficos, en cada movimiento estructural, en cada grafía, en cada palabra, en cada cifra y en cada firma y rúbrica, donde se revela la personalidad, el carácter y el temperamento del escritor.
Por ende, todos estos elementos constitutivos, permiten determinar cómo los estudios de la escritura manuscrita son un aporte al conocimiento de la persona. En este plano, este test proyectivo es muy efectivo en la selección de personal, pues permite definir la idoneidad de un candidato para postular a un cargo de una empresa. Una carta manuscrita solicitada junto a los antecedentes, es una manera de conocimiento personal. La selección de personal, en base al estudio grafoanalítico, es el resultado de un trabajo de análisis pormenorizado sin interferencias presenciales, que descubre y define aspectos significativos para cargos específicos donde se requieren determinadas competencias.
En este sentido, conocer el perfil del cargo a cubrir es lo fundamental, pues así se habrá de definir qué tipo de persona es necesaria para determinada función. De este modo, una persona de carácter introvertido servirá para una función de investigación; una persona ordenada, sistemática, podría desempeñarse como cajero, como archivador o ejecutivo de finanzas o administración. Así también una persona extrovertida será un buen relacionador público. El estudio grafoanalítico determinará esas y otras cualidades significativas.
Disposiciones intelectuales, facultades volitivas, aspectos del comportamiento integral, estados de ánimo, niveles de aspiraciones, formas de actividad, rendimiento y capacidad de reflexión, entre muchas otras connotaciones que están presente en cada persona, son detectadas y analizadas grafológicamente y puestas al servicio de los perfiles requeridos para una selección de personal.
Es, en definitiva, una instancia distintiva del conocimiento personal en aras de la superación, de la perseverancia y de la proyección profesional.
Por JULIO GERMÁN DÍAZ
Profesor de Lenguaje y Comunicación PUCV
Profesor de Grafología y Documentología UST, USM
Perito Judicial Calígrafo y Documental