Investigador del Centro Interdisciplinario de Neurociencia, de la Universidad de Valparaíso- CINV, ha logrado identificar una serie de huellas en la retina del ojo, que se generan a la par con esa enfermedad.
Detectar el Alzheimer de forma precoz, realizando un diagnóstico a través de los ojos.
Ésa es la apuesta del Dr. Adrián Palacios, científico del Centro Interdisciplinario de Neurociencia, de la Universidad de Valparaíso, CINV. El investigador, junto a su equipo de colaboradores, está explorando nuevos aspectos de esta enfermedad neurodegenerativa, que afecta a un 4% de los chilenos mayores de 60 años, generando una pérdida progresiva de la memoria y otras capacidades mentales, así como trastornos a nivel del comportamiento.
El Dr. Palacios ha logrado identificar que, durante el desarrollo de Alzheimer, se producen una serie de señales y cambios morfológicos en el ojo, capaces de ser observados desde el exterior. Cambios que, por lo demás, también van generando daño a la retina: ese tejido nervioso especializado en responder ante la luz. Según explica el científico de Valparaíso, estas señales incluyen la acumulación de dos proteínas asociadas a neurotoxicidad: Beta Amiloide en forma de agregado o soluble, y Tau fosforilado. Y a nivel de fisiología, es posible ver alterados los circuitos de retina que, por ende, también afectan la función visual.
La inquietud por esta visualización de la enfermedad no sólo viene de Chile. “Existen resultados de estudios clínicos, que dan cuenta que pacientes con Alzheimer también sufren de diversos problemas de visión, incluyendo disminución del campo visual, los cuales suelen asociarse a signos neurodegenerativos de tipo glaucoma y/o diabetes ocular” comenta el científico.
KIT DE DIAGNÓSTICO
Los hallazgos de estas huellas y biomarcadores apuntan a generar un kit de visualización y diagnóstico externo del ojo. “Es como ir al oculista y mediante estas técnicas y el uso de fluorescencia, poder detectar esta acumulación de tóxicos en la retina”, señala el neurobiólogo. En cuanto al impacto de esta herramienta, el Dr. Palacios se muestra optimista. Esto, ya que según afirma, generalmente la detección de Alzheimer ocurre demasiado tarde y prácticamente cuando hay poco por hacer, y en una fase en que el paciente pasa a depender ciento por ciento de su entorno. “Por tanto, y aun cuando no existe cura para esta enfermedad, una detección temprana podría significar una mejor vida mental y social para las personas afectadas”. Además, el hecho de que la retina entre en un estado patológico, es fundamental en el ámbito clínico, a juicio del Dr. Palacios. Esto, ya que se podrían utilizar diversos fármacos para prevenir su deterioro.
LA GRACIA DEL ROEDOR CHILENO
Pero hay más novedades, pues los estudios del CINV son llevados a cabo gracias al empleo de un singular roedor que habita en la zona centro norte de nuestro país, llamado Degu (Octodon degus). Este animal posee la particularidad de desarrollar Alzheimer de forma natural durante el envejecimiento y no mediante manipulación genética. Se trata, entonces, de un modelo ideal que permite acercarse de mejor forma a lo que ocurre en seres humanos y explorar nuevas metodologías.
“Así como hemos encontrado que el sentido de la visión empieza a tener problemas durante el desarrollo de enfermedades neurodegenerativas, hemos descubierto que el ojo del Degu desarrolla la misma patología del cerebro”, explica Palacios.
El hecho de que sea un modelo no intervenido aporta grandes ventajas. Una de ellas, es que el animal presenta los principales signos de la neurodegeneración tipo Alzheimer. En cambio, en los modelos de ratón transgénico se introduce en el genoma de éste, un gen humano alterado. “Si bien esto último es muy útil, genera la sobre producción de proteínas de Alzheimer, pero de manera no natural y en un plazo de pocos meses. Por el contrario, en el Degus la aparición de signos de la enfermedad ocurre igual que en humanos, durante un plazo de varios años”, explica.
Debido a estas características, y de manera complementaria, el experto y su equipo están evaluando la utilización de este roedor para el estudio de otras enfermedades neurodegenerativas, específicamente, el Parkinson.
El Centro Interdisciplinario de Neurociencia de la Universidad de Valparaíso, CINV, que dirige el Premio Nacional de Ciencias, Dr. Ramón Latorre, desarrolla ciencia colaborativa focalizando su atención en el cerebro, su funcionamiento y las patologías asociadas. “Con una red de científicos nacionales y colaboradores extranjeros, es que estamos logrando sacar adelante investigaciones imposibles de realizar en el pasado. Y es que el CINV dispone de diferentes modelos y herramientas para estudiar desde los genes hasta la conducta y procesos tan complejos como son las enfermedades neurodegenerativas”, explicó Adrián Palacios.
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