Avances prometen nuevas y mejores terapias para la Distrofia de Duchenne y patologías del envejecimiento.
DOCTORA
Medicamentos utilizados comúnmente contra la hipertensión están siendo probados para combatir la distrofia muscular de Duchenne y algunas enfermedades de la vejez que afectan al músculo esquelético. Estos estudios, pioneros en el mundo, son llevados a cabo por los Doctores Mariana Casas y Enrique Jaimovich, científicos chilenos pertenecientes al Anillo NEMESIS, de la Universidad de Chile.
Los hallazgos se realizan tras años de investigar tanto la plasticidad del músculo esquelético, como los procesos implicados en la generación de estas patologías. Al respecto, los expertos han descubierto que existe un mecanismo común asociado a la desregulación del músculo y su función, el cual han podido manipular positivamente gracias a sus experimentos.
En cuanto a la distrofia muscular de Duchenne, ésta es una enfermedad genética, sin cura y de carácter letal, que afecta a uno de cada 3.500 personas, casi todos hombres. Es ocasionada por la deficiencia de la proteína distrofina, lo que genera un debilitamiento progresivo de la función muscular. Ante este complejo panorama, los estudios de NEMESIS se enfocan en poder mejorar la calidad de vida de estos pacientes, situación que ya han podido extrapolar en investigaciones con modelo animal.
“Realizamos un estudio en ratones a los cuales se inyectó la droga hipotensora y luego de eso, observamos mejoras en la función muscular que son realmente notables. Estos resultados fueron publicados en dos revistas internacionales, el 2013 y 2014”, comenta la Dra. Mariana Casas.
SENSOR DE VOLTAJE
La musculatura y su adaptación al ejercicio es diferente entre una persona y otra. Así, los músculos de un maratonista son diferentes a los que desarrolla un corredor de cien metros planos. En ese contexto, el de la plasticidad, los científicos de la U de Chile también lograron describir, por primera vez, el funcionamiento de una pieza clave para el músculo esquelético: el sensor de voltaje, el cual generaba cambios -entre ellos, en la producción de genes, proteínas y otras moléculas-, de acuerdo a la frecuencia de estimulación de fibras musculares. Estimulación vinculada no solo con el tipo de actividad física, sino también con el tipo de señal neuronal que era transmitida, según explica la Dra. Casas.
A través de dicho sensor también se estimula el paso de moléculas de ATP, normalmente​encargadas de llevar energía a las células, flujo que debe mantenerse en un cierto equilibrio. “Lo que proponemos es que el músculo, al ser estimulado a frecuencias diferentes, hace que el sensor de voltaje pase por estados conformacionales diversos, modificándose de tal forma que interactúa con la molécula que deja salir ATP. Y en ese contexto, hemos visto que el mecanismo y este sensor, se encuentra desregulado en enfermedades como la distrofia de Duchenne y también en patologías del envejecimiento, en donde además se observa una liberación excesiva de ATP”, comenta la especialista.
A raíz de este conocimiento es que además, los científicos de NEMESIS pudieron probar drogas y analizar sus efectos positivos en la regulación del sensor de voltaje, sembrando esperanza en el tratamiento de estos males. “Probamos un inhibidor de este sensor con medicamentos hipertensivos, que son ampliamente utilizados. Sin embargo, nuestro próximo proyecto busca mejorar la estrategia, testeando varias moléculas que esperamos actúen de manera eficiente pero que tengan un bajo nivel hipotensor”, explica la científica.
SINMPOSION SOBRE ENVEJECIMIENTO
Éstas y otras temáticas también fueron explicadas en el reciente Simposio sobre bases celulares del envejecimiento, organizado por el Anillo NEMESIS. El encuentro contó con la participación de investigadores nacionales y extranjeros, entre ellos, el Dr. Fernando Gómez-Pinilla, científico chileno radicado en Estados Unidos, y quien actualmente trabajaba en la Universidad de California.
El experto investiga la relación entre la alimentación alta en grasa y azúcares, y el desarrollo de enfermedades neurodegenerativas. “La mala alimentación, en un tiempo sostenido, no solo afecta al cuerpo, sino también al cerebro en términos de la plasticidad y función, como es la memoria, el aprendizaje y la conducta emotiva. También se ha visto que estas dietas generan un incremento de la ansiedad y depresión, y a medida que se envejece, pueden inducir alto riesgo de padecer Alzheimer”, señala.
Según comenta el investigador, lo que sucede con el consumo desmedido y prolongado de estos alimentos, es que se genera un problema en el funcionamiento de las mitocondrias, haciendo que éstas “no logren organizar ni distribuir bien la energía adentro de la célula, función indispensable para la generación de procesos cognitivos y una buena actividad neuronal”. Por esta razón, uno de sus planteamientos es promover un estilo de vida saludable, que privilegie hábitos alimenticios bajos en grasas y azúcares, evitando especialmente las frituras y comida chatarra.