Durante 23 días, los ojos del Continente estarán puestos en nuestro país. Desde el momento en que Néstor Pitana, de Argentina, dio por iniciado el torneo, doce países comenzaron a correr por ese sueño. Esa copa que prácticamente todos nuestros vecinos del continente han podido tener en sus vitrinas por obra del buen fútbol, del esfuerzo, de la lluvia o de la altura (Sí, Bolivia también la ganó).
Con el pitazo inicial, empiezan a abrirse tantas oportunidades como personas estuvieron mirando en el Estadio Nacional Julio Martínez Pradanos, o por televisión el sufrido pero importante triunfo de Chile por dos a cero contra la selección de Ecuador.
La que muchos creemos que es la mejor selección de nuestra historia, saltó a la cancha con la injusta responsabilidad de devolvernos una historia llena de “¡Los tuvimos ahí!” y de “Iera gol!”.
Ahora, con estos tres puntos en el bolsillo, la Roja busca aprovechar la oportunidad que la localía le da para ir por nuestra primera Copa, la que ha sido esquiva por 99 años y que ahora- quizás ahora por fin- pueda terminar en las manos de Claudio Bravo, el día 4 de julio.
Con el debut de los demás seleccionados se abrirán sus propias oportunidades. Argentina tiene la chance de sacarse del cuerpo la final perdida ante Alemania y validar el sitial alcanzado como el mejor de América. Brasil, por su parte, viene por la gran oportunidad de olvidar el desastre vivido en el Mundial que organizaron para ganar y en el que, pese a tener al travesaño del Estadio Mineirao, no dieron el ancho (incluida la goleada histórica frente a los campeones).
Desde la perspectiva del evento organizado por la tan atribulada Asociación Nacional de Fútbol Profesional, se busca sacar réditos de la oportunidad de dejar bien puesto el nombre de Chile con el espectáculo que se brindará a los participantes y para quienes lo miren desde fuera.
Cabe destacar que deben enmendar el rumbo tomado en la jornada inaugural con el colapso en el ingreso de los hinchas al estadio y la vergonzosa oferta “alimenticia” para quienes visiten los estadios que alojarán el campeonato. Casi ocho mil pesos por un combo de hamburguesa, papas y bebida. Un verdadero combo en el orgullo y la dignidad del chileno común y corriente, que aún sigue pagando la ida a Brasil y que sólo quiere ver a su equipo campeón.
Todas las oportunidades disponibles para esta Copa están abiertas, salvo una. La ANFP y el Estado de Chile, al definir las ciudades sedes que ya están listas y dispuestas para recibir los partidos, dejaron pasar la tremenda posibilidad de tener a la Puerta Norte de nuestro paíscomo un anfitrión más del torneo, pudiendo recibir a nuestros países hermanos de Perú o Bolivia que, con un viaje de pocas horas, habrían podido llegar a gritar por sus colores y a levantar el turismo y el consumo en la Región de Arica y Parinacota.
Lamentablemente, la organización reafirma el criterio de que solamente una mínima cantidad de partidos del campeonato nacional son transmitidos desde Arica por un tema netamente presupuestario (Esto sólo se corregirá en el Apertura 2015-2016), dejando en un segundo plano la remodelación que dejó al Carlos Dittborn como una de las buenas plazas para jugar fútbol en nuestro país, arrastrando al Norte de Chile y al País lejos del objetivo de que esta Copa fuera, realmente, la Copa de todos.
Carlos Kutscher @ckutscher
Ingeniero Civil Industrial
Pontificia Universidad Católica
de Valparaíso