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Existe una equivocación cuando hay una diferencia entre una cifra anticipada, entregada hoy, y la cifra que es real en el mañana. Esto ocurre aun cuando se disponga de importantes recursos e información, de expertos con altas calificaciones, con adecuados medios para divulgarlas y con reuniones con dignatarios para comunicarlas. Todo esto no elimina ni aminora el grado de las equivocaciones, ni la gravedad de sus consecuencias, ni la ausencia de críticas y autocríticas. En Chile, según se observa, los profesionales no se equivocan.
Tampoco, por otra parte, se puede esperar que en estas materias las cifras proyectadas coincidan con la realidad futura, puesto que cuando ello ocurre es pura casualidad.
Reiteradamente en la consultoría a empresas se anticipan los futuros, con metodologías para esbozar las posibles realidades por acontecer, de manera de llegar a potenciales hechos y cifras que puedan ser utilizadas para propósitos específicos. Y al mismo tiempo que “se anticipan los riesgos que tales hechos y cifras pueden contener” y se preparan acciones contingentes alternativas para aplicarlas si la realidad muestra valores que se distancian de los esperados.
Un segundo aspecto: EL TIP de Chile. Veamos ahora estas tres variables: TPM, el IPC y el PIB. La TPM – tasa de política monetaria del Banco Central – es una cifra que resulta de una decisión, desde el punto de quien la toma, y cuyo objetivo es que produzca unos determinados cambios en las condiciones económicas futuras: precios internos y nivel económico. Sin embargo, para las empresas y las personas que están fuera del círculo de la decisión e influencia en la decisión, la TPM es una variable aleatoria, puesto que su valor futuro es incierto para ellos, no así para quienes la toman. Por otra parte, el PIB y el IPC son variables aleatorias.
Desde enero del 2012 (hace 3 años y medio) se tomó la decisión de empezar a bajar la TPM con el propósito de afectar positivamente la economía en cuanto a la inversión, el crecimiento y los precios. En este tiempo no ha mejorado el PIB – producto interno bruto – que desde 2012 y años siguientes ha sido: 5,5%, 4,2% y 1,9%, en franca declinación. Hace 1 año y medio que la TPM es menor que el IPC acumulado, lo cual significa “una tasa de interés negativa” (que no ha impulsado la inversión). Y para colmo de males el IPC acumulado ha sido en los últimos nueve meses superior al 4%, cuando la mayoría de las anticipaciones realizadas por la autoridad, para este indicador, han estado alrededor del 3% o sea un punto de diferencia o error de pronóstico que no es menor y que ocasiona transferencias siderales de riqueza entre los actores económicos que concurren al mercado.
Tercer aspecto: ¿Sorpresas económicas o sorprendidos? Inquieta que quienes están continuamente trabajando con estas variables u opinando sobre ellas pasen por encimas de estas tremendas fallas de los pronósticos como si no ocurriera nada y nadie se da el trabajo de estimar los volúmenes de recursos y riqueza que se traspasan entre empresas y personas, en el país, debido a estas y a título totalmente gratuito.
Tampoco se ha dado una explicación sobre aquellas variables pertinentes que dejan sorprendidos a los anticipadores, y los hacen revisar “variables inobservables” (sic).
También llama la atención afirmaciones como: “no debiera sorprender que en el próximo IPoM se produzca una nueva revisión a la baja de nuestra proyección de crecimiento“. ¿Significa suponer que la información que se obtendrá más adelante corroborará este aserto? ¡Pero si el futuro es incierto! O no se han dado cuenta que todas las diferencias que se han producido en los últimos años son el resultado de los anuncios realizados con la información que en ese momento ya se tenía. ¡Nunca se tiene la información cierta sobre hechos futuros, como se enseña en la prospectiva!
En resumen, se decide una TPM a la baja en un largo periodo que tiene por objetivo que el PIB vuelva a crecer y lo que se produce es todo lo contrario. Malo, muy malo. Y al mismo tiempo se equivocan cuando por el incremento casi constante del precio del dólar y de la UF se incrementa o se mantiene un alto IPC.
Un cuarto aspecto: Proyecciones adivinanzas versus anticipación. Y otra atención: …”habrá una nueva revisión a la baja de nuestro crecimiento proyectado para el año” ¿quiere decir que eso ocurrirá? Lo complejo de esta aseveración es que en una semana más o en uno o más meses podrían ocurrir cambios que pueden dejar sorprendidos a todos los pronosticadores: cambios de crecimiento de China, Brasil, Japón, Unión Europea y otros, variaciones del precio del petróleo, cobre y de otras materias, belicosidad extrema y límites, cambio climático, estabilidades de gabinetes y de gobiernos, criminalidad, conflictos locales y étnicos, huelgas y manifestaciones masivas, retro reformas y neo formas, irrupción de efectos de las nuevas tecnologías e innovaciones que cambien masivamente nuestras más queridas soluciones actuales entre otras, las del trabajo.
Algo, mucho o poco de todo esto, puede ocurrir a continuación, aun antes de terminar el año y obligará a tomar decisiones sobre la TPM que afectará de forma positiva o negativa al PIB y a la inflación y nos impactará a todos, pero como los que normalmente opinan sobre estos temas lo hacen como si fueran a afectar a seres de otro planeta, nosotros creemos que estos temas repercuten a todas las industrias y empresas, a todas las personas, y en particular a las de ingreso menor.
Como conclusión, ¿no sería mejor que quien proyecte las principales variables de la economía no sea el Banco Central sino que un ente independiente para que así no se tomen decisiones sobre la TPM que luego tienen que ser explicadas porque los errores estuvieron en las estimaciones? Nos parece poco prudente que el mismo que proyecta sea el que decida y afecte por años a toda la población, con decisiones que definitivamente no condujeron a lo que decía la receta: “bajar la tasa de interés y en un semestre la economía empieza a responder favorablemente”? ¿No estará ya fenecida esta teoría económica como lo demuestra el bajísimo crecimiento japonés y el de la Unión Europea, por muchos años? Aunque ellos si tienen la gracia de que han logrado una magra inflación.
Cambia, todo cambia y por lo mismo ¿No debería entonces la economía revisar su proyectiva e innovar partiendo por una humilde autocrítica y revisión de sus teorías y metodologías mas queridas, que dan soporte a las actuales decisiones sobre política económica?
Finalmente, la ausencia de una Agencia de Estudios del Futuro (ADEF) independiente o de Institutos o Centros de Investigación ad hoc – serios y bien dotados extra marketing – le está costando demasiado caro a los chilenos y ariqueños. Mas grave aún si se carece de una Estrategia País Consensuada (EPC) de largo plazo y que concentre las esperanzas de desarrollo en un programa de gobierno consistente, con planes y objetivos medibles, controlables y bien financiado, más que en la ilusión en candidato(a)s que ofrezcan llevarnos mágicamente al desarrollo.
 
Omar Villanueva Olmedo
Director OLIBAR Consult- Ing. Lic. Universidad de Chile